Madres y padres bomba

Trump, de acuerdo con las autoridades afganas, lanzó “la madre de todas las bombas”, que es un preludio de las nucleares, sobre los túneles donde los talibanes se ocultan

Trump, de acuerdo con las autoridades afganas, lanzó “la madre de todas las bombas”, que es un preludio de las nucleares, sobre los túneles donde los talibanes se ocultan; ellos y sus arsenales. Los talibanes y los del Dáesh, que deben ser primos hermanos. Aniquiló presuntamente el artefacto a 95 de ellos, entre los cuales saltaron por los aires cuatro o cinco gerifaltes de medio pelo. Esto es lo que afirman los afganos fieles al régimen oficial.

Los afectados aseguran que no, que la bomba no causó daños graves, ni mató a nadie. Inmediatamente después de la propaganda americana sobre el proyectil salieron los rusos afirmando que ellos tenían “al padre de todas las bombas”, ensayado ya con éxito, y que su poder destructivo es superior al de la “madre” americana. Parece que ahora les han entrado un picor, una jirivilla, a ver quién mata más. Menos mal que nosotros aquí, por lo que sé, sólo tenemos las bombas de la guerra de Gila. Mejor es así. Mas interviene en el lance el gordo seboso de Corea del Norte, al que llaman “querido líder”, aunque no es más que un asesino miserable y loco, y enseña un presunto misil transcontinental, que supuestamente apunta a capitales europeas y americanas. Dios mío, ¿pero en dónde estamos? A mí las guerras me dan tirria, aunque hay gente a la que les encantan. El otro día vi, de madrugada, una película sobre la batalla de Guadalcanal, en el 42 o por ahí, y ya no pude dormir más. Me desvelé. Estoy de acuerdo con el papa Francisco, una voz sensata entre las de tanto animal, cuando dice que estamos en la tercera guerra mundial. Es una guerra más silenciosa que las dos primeras, pero terriblemente cruel y sofisticada. Hay gente en el mundo que está jugando con fuego y posiblemente acabemos todos quemados.

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