Nereida se consume día a día, como se consume en la desesperación su hija, mientras espera por una respuesta del Cabildo que no termina de llegar. Desde la institución, pese a las reiteradas peticiones para una cita solicitada por su hija desde enero, no contestan. Carmen María Hernández, de 48 años de edad y que debe cumplir con las obligaciones de su trabajo para pagar las facturas, al tiempo que atiende a Nereida dado que no tiene autonomía, ha estado a diario junto a su madre desde que hace cinco años le diagnosticaron una “demencia mixta”, alzheimer asociada con lesiones vasculares en el cerebro.
Carmen vive en un estado permanente de impotencia pero también de rebelión contra un sistema sociosanitario que dice “es insuficiente en La Palma”, mientras recuerda que “he solicitado al Cabildo, ya sea a su consejera de Asuntos Sociales a su presidente, que me dediquen unos minutos para explicarles las necesidades que tenemos, no solo mi madre sino tantas como ella que he tenido la oportunidad de conocer desde hace algunos años. Mi única intención es buscar una respuesta asistencial para mi madre, una ayuda para nosotros, sus hijos, que nos encontramos en un callejón sin salida frente al silencio de la administración con competencias en este asunto. Pero no hay respuesta. Siento que ignoran el dolor de mi madre y el de mi familia. Es inexplicable”.
Carmen conoce al detalle la cartera de recursos del Cabildo y sigue impresionándose cuando, en los medios de comunicación, escucha lo que ella entiende como “el discurso autocomplaciente” de los responsables políticos que “hacen un presupuesto como millones de euros, tengo entendido que por encima de los 100 millones de euros” destinando fondos “a carreteras, a la rehabilitación del túnel viejo de la Cumbre, a muchas cosas que hacen falta, pero olvidándose de las personas que envejecen, que se deterioran, que requieren de una asistencia especial y que sino fuera por las familias estarían abandonadas a su suerte”.
Carmen tiene claro que “quiero cuidar de mi madre, como mis hermanos, pero sus necesidades son tan grandes, el agotamiento de nosotros como cuidadores, mientras luchamos por mantener el trabajo, es tan enorme, que nos sentimos abandonados a nuestra suerte”.
El presidente del Cabildo, junto a su consejera de Asuntos Sociales, siempre ha dado un mensaje de compromiso en la atención a los mayores. Recientemente explicó en declaraciones a este periódico que “en La Palma se han hecho esfuerzos notables en materia sociosanitaria; es de las islas que mayor número de plazas ha incorporado de atención de día y residenciales y tenemos una razonable – sin duda deficitaria todavía – pero razonable red asistencial. Nuestra situación en esta materia es mejor que en otras islas pero falta un gran centro residencial para personas mayores en Los Llanos, de carácter comarcal”. A esto se sumaría, explicó, que “junto a la residencia de mayores (antigua Residencia de Pensionistas) trasladar el Hospital de Dolores, para crear una pequeña sinergia en una pequeña ciudad geriátrica y donde estaría también el centro de atención a enfermos de alzhéimer y otras demencias”.
Los datos acreditan que la lista de espera para el Hospital de Dolores es muy larga, por encima del centenar de personas y algunas de ellas fallecerán antes de obtener una plaza, como las que ya han fallecido mientras esperan por una declaración de dependencia que puede tardar más de tres años.
Existe un compromiso genérico que habla de “subvención de SCE, para ofrecer tratamiento de estimulación cognitiva en diversas residencias y centros de día de la isla”.
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