Bueno, puedo decir que la conozco desde que era una niña y ya me ha cumplido 36. Eloísa González Medina (La Guancha, Tenerife, 1980) es muy especial para mí, aunque la vea poco. Mucho menos de lo que quisiera, porque se pasa muy bien con ella. Es extravertida, alegre, inteligente y buena persona. Tiene una debilidad, como la mía: los perros. Con ella -bueno, y con Ramón, su pareja- duermen cuatro, pero cada vez que se pierde uno por ahí, Eloísa lo recoge, lo cuida e intenta encontrarle dueño. Dice que el veterinario de Valle Colino es un crack. Por primera vez, el pasado viernes, presentó el festival de elección de la Reina de las Fiestas de Mayo de Santa Cruz y desde hace años produce y hace el papel del payaso blanco en En Otra Clave, la segunda parte de lo que fue En clave de Ja. Se pasa horas y horas grabando y leyéndose los guiones que escriben para ella y para los actores Ramón Rodríguez y Quino Falero. Yo me parto de risa con este equipo, que me alegra las noches en la Televisión Canaria, con unas cuotas de audiencia que llegan hasta el 14%, a pesar de Sálvame.
-¿Aquello suyo de año nuevo era una sombra o era verdad?
“Sombra, sombra. Yo siempre había pensado que tenía el encanto más arriba, en el escote”.
-O sea, que espejismo de fin de año.
“Sí, le cuento. Me había comprado unas medias de Calzedonia y llevaba bragas, eso sí, color carne; así que lo que parecía, no era”.
-Aquellas fotos del día 31 de diciembre dieron la vuelta al mundo.
“Tantos años trabajando y paso a la fama nacional por ese pequeño incidente. Hubo días en que me vi obligada a apagar el teléfono; qué pesadez, tuvo la cosa más repercusión que la Pedroche y su traje. A lo mejor no era yo aquella señora, sino mi tía, que siempre pasea por su casa sin bragas”.
-¿Su madre la reprendió por el atrevimiento?
“No, para nada; aunque creo que mi madre vio algo”.
-Sería la sombra.
“Pues sería la sombra”.
-Nueva etapa, ahora, con En Otra Clave. ¿Qué tal?
“Es más o menos lo mismo, con los mismos actores y algunas colaboraciones nuevas. Mire, el viernes grabó con nosotros Pepe Viyuela, un encanto”.
-¿Hay un humor canario?
“El humor es universal, una chirigota me hace gracia y nosotros a sus miembros también. Resistimos bien con nuestro estilo, el público nos acepta y nosotros nos divertimos. ¿Qué más quiere?”.
-Acaba de salir un libro con los guiones del programa, ¿qué tal?
“Pues muy bien, ha gustado mucho: Monólogos, biólogos y otras buenas piezas, editado por Algani, con los guiones de Ramón e ilustraciones de Cristóbal Tabares”.
-¿Es engorrosa la grabación del programa?
“Procuramos hacerlo como si fuera un falso directo, seguimos bastante a rajatabla los guiones y, como lo hacemos con público, que paga por verlo, pues procuramos cortar lo menos posible. Y lo conseguimos”.
-Se ve mucha ternura en algunos sketches cómicos, como cuando intervienen jóvenes con minusvalías. ¿Cómo lo consiguen?
“Es que son muy inteligentes. Nosotros tenemos convenios firmados con algunas asociaciones del síndrome de Down y los chicos y las chicas hacen trabajos de producción y algún papelito en escena, estamos francamente satisfechos”.
-Paco Padrón se cabreó mucho cuando usted tomó las de Villadiego de Canal 7 y se fue a Televisión Española.
“Sí, con Paco trabajé muy a gusto, aprendí muchas cosas y es verdad que se cabreó cuando le dije que me iba de aquel entrañable Canal 7, donde empecé”.
-¿Y qué hace, al margen de la tele?
“Pues cuidar el mirlo, porque entre la producción, la actuación y los perros, no tengo tiempo para nada”.
-¿Ni para participar en Un hombre feliz, la obra que ha escrito su pareja, por cierto con mucho éxito?
“No, eso lo dejo para otros, que, también por cierto, lo hacen muy bien”.
-Un cotilleo: ¿es verdad que su amiga y compañera Yanely Hernández tiene novio nuevo?
“Que yo sepa, no”.
-Llámela Carmen Yanely. Ese es su verdadero nombre.
“Cállese usted, que cuando no la conocía mucho yo le decía Carmen y se cogía muy fuertes rebotes: “¡Me llamo Yanely!”, casi gritaba”.
-¿Sabía que Joaquim de Almeida, el gran actor portugués que vive en Los Ángeles, se enamoró perdidamente de ella en el rodaje de Óscar?
“¿Se enamoró o se la quería trajinar?”.
-¡Jesús, por Dios! ¿Bendice usted la mesa, y lo que haga falta, como ella, como Yanely, que es media monjíviri?
“No, yo no creo en casi nada, a no ser que me vea muy apurada; entonces sí puede que rece algo. Pero sí hay algo que me gusta de la religión: el olor de las iglesias; y no me pregunte por qué. Una manía, quizá”.
-¿Cómo es lo suyo, a nivel de pareja?
“Fácil de llevar”.
-¿Y cómo respira en política?
“No respiro. Yo soy muy diplomática, pero le diré que no creo en los partidos, sino en las personas. En cualquier parte, las que valen son las personas, mucho más que las ideas”.
-¿Por qué no se hizo veterinaria, en vez de actriz?
“Bueno, estudié un módulo de gestión de empresas. Y no me he hecho veterinaria porque veo sangre, me pongo amarilla y me desplomo. Cuando me ocurre eso, o, mejor, cuando estoy a punto de caer, el veterinario me echa cordialmente del quirófano y me dice: “Vete, que yo no sé sino de animales y no te podría atender”.
-¿Qué pensó cuando se descubrió lo de Güímar, las peleas de perros?
“Me dio mucha pena. Aquello fue una gran canallada. Una de las perritas con las que iban a alimentar a los perros de pelea la tengo bajo mi custodia; le estoy buscando dueño. Fue rescatada en el último momento. Ahora está en casa de una amiga, tan feliz”.
-¿Cuál es el secreto de sus programas en la tele?
“Quizá el insinuar y no enseñar, el lenguaje picante. Es un humor blanco, que incluso los niños lo pueden ver y escuchar. Ni hay palabrotas, no hay sexo más allá de la broma, no hay nada que hiera o que repela. Este puede ser el secreto del éxito”.
-Me han dicho que ustedes no pisan la sede de la tele, que todo lo hacen fuera.
“Todo; tenemos nuestro propio local de ensayo y grabamos en los teatros de todas las islas. Fabricamos hasta el decorado. Y yo termino la actuación, cojo el furgón y salgo pitando para mi casa a ver a mi madre y a mis perros”.
-Y a su tía, sin bragas.
“Bueno, cuando toca”.
-¿En qué se diferencia la vieja En Clave de Ja con la nueva En Otra Clave?
“Pues, fundamentalmente, en que aquella tenía continuidad en los guiones y esta se hace a base de sketches; ahí está la verdadera diferencia. Pero el público se parte de risa en las dos modalidades”.
-A mí me encantan Lilí y Nieves. Lo bordan. Y el animal de Matías; y espero que me perdone.
“Es que son grandes actores, con una facilidad grande para lo cómico. Yo hay veces que no puedo aguantar la risa”.
-¿Ni siquiera en medio del cachondeo se salen del guion?
“No, porque si nos salimos a lo mejor luego nos cuesta retomarlo y eso, en un falso directo, fastidia mucho al espectador”.
-¿Tiene algún proyecto de futuro? -y aquí le recomiendo que ahorre para las vacas flacas, que ojalá no lleguen-.
“Siempre hay algo, pero de momento estamos concentrados en un programa que lleva 15 años en antena, dos en TVE y trece en la TVAC. Que se dice pronto”.
No se toma el cortado, demasiado dulce, que le han servido en el Mencey. La están esperando para el ensayo. Andrés Gutiérrez nos dirige a su antojo para las fotos. Sale guapísima, lo veo en la pantallita de la cámara. Tengo debilidad por esta mujer que es como la ven en el escenario: vitalista, simpática, buena amiga, inteligente, muy guapa. Me asegura que nadie le tira los tejos, ni falta que le hace, y que hay dos que están enamorados de ella: Ramón, su pareja, y un perro que se empeña en meterse en su cama todas las noches y no le quita el ojo de encima. Eloísa González es una chica excelente. Y siempre lo será.
