“¿Para qué meterme en la mente de algunos políticos?, ¿para encontrar basura?”

Anthony Blake, natural de Oviedo, ha estudiado técnicas y disciplinas que le han permitido afrontar diferentes retos a lo largo de su carrera profesional, que ahora suma 20 años
Anthony Blake
Anthony Blake
Anthony Blake, mentalista. / DA

Anthony Blake, natural de Oviedo, ha estudiado técnicas y disciplinas que le han permitido afrontar diferentes retos a lo largo de su carrera profesional, que ahora suma 20 años. Abandonó sus estudios de medicina y se inclinó por ahondar en el poder de la mente. Su mayor reconocimiento profesional le llegó al recibir el premio Dunninger en 2004 a la excelencia y profesionalidad en el desarrollo de su carrera como ilusionista, que ha desarrollado en escenarios de teatro y platós de medio mundo. Ahora, que ha llevado al Teobaldo Power de La Orotava su último espectáculo Más allá de la imaginación, contestó a las preguntas de DIARIO DE AVISOS. “Después de estar 10 años sin visitar la Isla, espero que los tinerfeños me pongan al día”, comenzó su narración.

-Al buscarle en Google, su nombre aparece junto a “pufo”, pero también junto a “sorprendente”. ¿La gente es reacia a los trucos de mentalismo?

“La gente que habla de pufo es porque no me ha visto nunca. Si me hubieran visto, se darían cuenta de que mi espectáculo es de puro entretenimiento. Nunca he pretendido decir que tengo poderes. Ahora bien, si esos piensan que soy un milagrero o un santo, entonces sí entiendo que crean que soy un pufo”.

-¿El mentalismo es una cuestión de intuición?

“La intuición es importante, pero, dentro de mis shows, no es lo que prima. Fundamentalmente, uso la sorpresa, el misterio y el espectáculo. Pretendo entrar en los recovecos de la mente de los espectadores. Yo no tengo poderes de ningún tipo, yo solo tengo años de experiencia y muchos conocimientos”.

-La adivinación de la Lotería de Navidad en 2002, ¿sigue siendo su gran hito?

“Han pasado 15 años y todavía se recuerda, es más, todas las navidades me llaman de la televisión y de los medios para que vuelva a recordar el tema y las anécdotas con lo que ocurrió”.

-Como mentalista, ¿en qué mente no le gustaría meterse ahora mismo?

“No me gustaría meterme en la de Donald Trump. Ese hombre debe tener un barullo en la cabeza. Estoy convencido de que el actual presidente de Estados Unidos llegó pensando que podría hacer miles de cosas y se ha dado de bruces con la realidad. Los americanos tienen muy bien repartidos los poderes. Por eso, intentar adivinar qué piensa, debe ser una labor casi imposible. Tampoco tengo interés en meterme en la cabeza de algunos políticos del país, porque ¿para qué?, ¿para encontrar basura?”

-A lo mejor no puede entrar en la cabeza de Trump porque ha construido un muro a su alrededor…

“No te quepa ninguna duda de que el muro debe ser lo primero en lo que piensa desde que se levanta. Pero bueno, todos los muros al final, con un buen toque de trompeta, se caen”.

-¿En qué lugar se encuentra la magia en estos momentos?

“Llevo una temporada escuchando que la magia se ha puesto de moda. Para mí la magia siempre ha estado de moda, lo que sucede es que ahora hay una mayor cantidad de programas de televisión que cuentan con la colaboración de magos para mejorar las audiencias. Además, hay una gran cantidad de ilusionistas trabajando y dándose a conocer en tele y en teatros. Está, por ejemplo, Jorge Blass, Tamariz, incluso yo, que estoy metido dentro de una gira nacional. La magia está en un momento bastante dulce e interesante. Dentro de nada lo va a estar más, porque vamos a contar con un programa nuevo en televisión que va a tener que ver directamente con el ilusionismo. Una especie de Operación Triunfo pero para magos. Se emitirá en Televisión Española en julio, allí me podrán ver como parte de un jurado que intenta extraer de los participantes lo mejor de cada uno. Será un formato muy parecido a MasterChef”.

-Teniendo en cuenta la polémica originada por Jordi Cruz, jurado de MasterChef, ¿hay becarios en el mundo de la magia?

“[Ríe] Hace años algunas personas hacían de ayudantes de los grandes magos. Ese mago principal acababa montándoles un número para que ellos también se fueran dando a conocer. En aquella época, a esos ayudantes se les pagaba por actuaciones, no como algunos becarios en la actualidad, que en tantas ocasiones se ven explotados. Pero bueno, si el becario está solo un par de meses para aprender, tampoco está tan mal: está recibiendo una formación sin pagar nada. Los becarios en magia, afortunadamente, han desaparecido”.

-”Un hombre puede ir más allá de su imaginación”, decía un personaje de la película El truco final. Justamente ese es el título del espectáculo que lleva por toda la Península…

“Es cierto que se puede ir más allá de la imaginación y es precisamente eso lo que planteo en el espectáculo. La imaginación tiene sus propias limitaciones, yo pretendo romperlas en el show”.

-Un personaje como Sherlock Holmes, si no explicara sus deducciones, ¿sería un buen mentalista?

“[Ríe] Sería un maravilloso mentalista y sorprendería a todos, muchas de las deducciones de Holmes a mí me han dejado temblando. Es un buen libro para un mentalista”.

-En el fondo, usted es un Sherlock Holmes que no explica sus trucos…

“Exactamente. Los mentalistas jugamos un poco a ser Sherlock Holmes e intentamos no explicar nunca nuestras deducciones”.

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