Un buen PSOE

Este país necesita un buen PSOE. Lo necesitan quienes simpatizan con los socialistas, y también los que no

Este país necesita un buen PSOE. Lo necesitan quienes simpatizan con los socialistas, y también los que no. Que el partido salte por los aires (en una semana, o algo después) sería una mala noticia para aquellos que siguen creyendo, y también para los que no. Tampoco los socialistas han escapado a pecados veniales o capitales, también por sus filas, por las tierras altas, medias y bajas de la organización, han transitado prescindibles, corruptos, supervivientes, soberbios y vividores; de los ochenta a esta parte los socialistas han defraudado con algunas de sus políticas económicas, y en sus filas, allá y también aquí, hay quienes han utilizado el partido para hacerse un hueco en el jardín de las oligarquías. Tampoco los socialistas han quedado al margen de las vergüenzas, también ellos han criado algunos cuervos. Su pasado también ha sido imperfecto, pero es incontestable que sin los socialistas, sin el PSOE, este país sería peor, bastante peor, mucho peor. A veces contrapeso del inmovilismo e impulsor de derechos individuales y colectivos, y en ocasiones dique de contención de apetitos privatizadores o recentralizadores, su hoja de servicios hace del partido socialista una herramienta necesaria, útil. Sería una mala noticia, para todos, sin excepción, que el próximo lunes amaneciéramos sin PSOE. Habrá a quienes el intestino les alimente otros deseos, pero la cabeza dicta que hace falta un socialismo razonable, maduro, realista. Llegan a las primarias debilitados como nunca antes, al filo del peor de los escenarios, sangrando heridas que no será fácil cerrar. Los militantes deben votar pensando en el lunes, y bastante menos en el domingo. Quienes votan socialista necesitan un buen PSOE, y los que no también. (Camarada, cómo echo de menos tus análisis; haces mucha falta por aquí).

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