Nuevos elementos químicos de Canarias

Según los geólogos y los geógrafos hay dos tipos de montes en el planeta en el que vivimos: los submarinos y los sub aéreos

Según los geólogos y los geógrafos hay dos tipos de montes en el planeta en el que vivimos: los submarinos y los sub aéreos. En el caso del Archipiélago de Canarias el asunto resulta muy interesante y atractivo por tres razones: una, por contar con el Teide, faro geológico y centinela del Atlántico, en la isla central, más extensa y más alta del conjunto de islas, Tenerife; otra, por el nacimiento, en 2011, de un volcán submarino en las aguas del Mar de las Calmas frente a La Restinga de la isla de El Hierro, que lo han bautizado Tagoro y vomitó las famosas restingolitas; y la tercera porque en estos días ha habido un descubrimiento estatal, hispano-británico adornado de espionaje ruso, de otro volcán submarino denominado Tropic, con millones de años a sus espaldas, ubicado en los fondos marinos del oeste de Canarias, que alberga un importante yacimiento de Telurio, un metaloide estable de ciertas aplicaciones industriales, elemento químico nº 52, del grupo 16 de la Tabla Periódica que describió el ruso Mendeléyev, profesor de química en la Universidad de San Petersburgo, en la que años antes había trabajado el ingeniero canario, Agustín de Betancourt y Molina, pionero de la ingeniería civil europea en materia de vías.

Curiosamente, por esos años, en 1829, otro personaje relacionado con Canarias, Alejandro de Humboldt, también vivió el embrujo de la ciudad rusa por cuanto fue contratado por el zar Nicolás I para organizar una expedición minera a los montes Urales y a la Siberia rusa. En 1799 había visitado Tenerife en su camino hacia las Américas equinocciales y ascendió al Teide después de subir desde el Puerto de Orotava, en la costa del mar Atlántico, caminando por los pisos de vegetación que encontró en su periplo por el valle de Taoro, desde el nivel del mar hasta los 3178 metros de altitud. No conoció los aborígenes guanches pero había oído hablar mucho de ellos. Conociendo a Humboldt por sus obras y libros, tanto el de Viajes a las regiones equinocciales del Nuevo Continente como el Cosmos, estoy seguro que hubiera disfrutado mucho con las noticias aparecidas en los diversos medios de comunicación acerca de las enormes reservas de telurio detectadas en los fondos marinos de las viejas islas Canarias, ubicadas al sur y al oeste del actual archipiélago subaéreo que está conformado por las siete islas mayores, de Tenerife a El Hierro, más las pequeñas del grupo de Chinijo. Por ello quisiera aportar unas gotas de humor al artículo y me permito “sacar a la luz pública” los apuntes químicos relacionados con las plantas, que el ilustre y prolífico naturalista prusiano, Alejandro de Humboldt, tenía “guardado” en los pliegos y carpetas que se corresponden con los que encontró en su caminar desde el mar hasta el Teide. Me refiero a elementos químicos correlacionados con las plantas de los diferentes pisos de vegetación del valle de Taoro, que descubrió y describió en su excursión al Teide.

Así para la zona baja, entre los 0 y los 250 metros de altitud, la que se corresponde con las fincas de El Rincón donde abundan los plátanos, aguates y viñas, y crecen los balos, las tabaibas, las chumberas, los tarajales, los dragos y las palmeras, tiene registrado un elemento químico denominado El Rinconio. Y para un poco más arriba, en el mismo corredor biológico pero entre los 250 metros y los 750 metros, en la que abundan las viñas, papas y frutales, descubrimos El Bencomio al pie de la ladera de Tamaide. Ambos elementos con aplicaciones similares a las del Telurio: telefonía móvil y placas fotovoltaicas. En la zona de nieblas, entre los 750 metros y los 1500 metros de altitud, donde crecen las papas y los frutales y abundan los brezos y las hayas, los acebiños y los madroños, el laurel y el viñátigo, encontramos El Mamio, metal con aplicaciones en la permacultura. Para la zona del pino y del escobón, entre los 1500 y los 2000 metros, apareció El Chimonio, con empleo directo en el agua; para los llanos y laderas de las retamas y tajinastes, por encima de los 2000 metros de altitud, señaló la presencia del Izaño, de aplicación directa a las mieles y siropes; y arriba, donde crece la violeta, descubrimos El Pomezio, metal de conocida aplicación industrial en el mundo de los abrasivos y de la eficiencia energética.

Está claro que las Islas Canarias no tienen yacimientos apropiados de gas ni de petróleo en sus lechos marinos, pero sí podrán presumir de unos jardines subaéreos donde los nuevos seis elementos químicos señalados por el “imaginario secreto humboldtiano”, de minerales y vegetales, a incorporar por la IUPAC en la Tabla Periódica, e incluir en la columna número 13, correspondiente al grupo de los Térreos, pueden anunciar un porvenir optimista para Canarias, con permiso del gobierno español, de la Unión Europea, de Rusia y de la ONU.

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