“¡Pa’ que te vayas entreteniendo!” – Por Ángel Arenas

Alguien me preguntó hace unos días, yendo por las islas de los Cayos, algo que me hizo muchísima gracia, y que rápidamente le conté a Carmelo Rivero, mi director

Alguien me preguntó hace unos días, yendo por las islas de los Cayos, algo que me hizo muchísima gracia, y que rápidamente le conté a Carmelo Rivero, mi director.
Esta fue la pregunta:
-Usted escribe todas las semanas en ese periódico canario de título tan decimonónico sobre lo que el director le hace investigar cada semana, sobre todo en esta zona del mundo. Pero luego nunca emite sus impresiones o el resultado de sus pesquisas. ¿Qué hace con lo que le mandan a averiguar?
¡Glups!, como se dice en los tebeos. ¿Eso no nos lo esperábamos, eh, Carmelo?, le pregunté al director. Él se rio, ji ji ji, como los de Duggi, y no dijo nada. “Tú sigue así”, añadió más tarde. “Yo te encargo, tú buscas y yo me las arreglo”.
Él se las arregla.
El acuerdo es que no importa cara al público lo que le diga: todo es para su archivo reservado. A lo más que llega es a publicarme esta especie de making of de lo que voy haciendo. El resto, por decirlo así, es secreto, material, acaso, me dijo también, para un libro de aventuras que él tiene en mente y que, según me dice, haríamos entre los dos. Yo aún desconozco cuál es mi papel en esta trama; pero mientras me tenga de un lado para otro y a mí no me cueste nada, yo no voy a protestar.
Por amistad yo soy capaz de ir a cualquier parte. Y por dinero, no digamos. “Si todos cobraran como tú”, me dijo riendo, “este periódico sería rico”. Es su manera de decir que cobro una miseria. Pero no me quejo, cómo me voy a quejar si quiero a Carmelo como a uno de aquellos famosos Carmelo Martín Zenaido, el trío Siboney del viejo periodismo canario.
Acaso para prolongar la ficción y la realidad de sus encargos, el querido director me pidió esta semana un trabajo bastante facilito. Como sabe de mi gusto por el cosmopolitismo, me encargó que buscara las nacionalidades de cada uno de los futbolistas de la liga norteamericana. ¿Y para qué? Para compararlas con el número de nacionalidades que tiene el Tenerife. No hay tantas nacionalidades, cuatro o cinco, en la gran liga yanqui. En el Tenerife hay tantas como en la ONU. Y me puse a contarlas; en efecto, es un número muy elevado, como si todos los países se hubieran conjurado para tener, desde Venezuela a Senegal, un representante en la isla.
Me pidió que fuera aún más cuidadoso, que pusiera nombre por nombre, características, procedencias, formas de juego, antecedentes en sus familias, relaciones que hubieran establecido en la isla, razones por las que habían sido fichados por el Tenerife, alcance de sus respectivos rendimientos en las filas del representativo isleño… Se acercaba la maldita (eso me dijo Carmelo) eliminatoria contra el Getafe y quería tener todos esos datos. Como siempre, para su archivo particular, o vete tú a saber para qué.
Y una vez acabado el informe se lo envié bien empaquetado. Lo cual me dio oportunidad y valentía para preguntarle:
-¡¿Y para qué coño querías esto, Carmelo, por Dios?!
-¡Pa’ que te vayas entreteniendo, ji ji ji!

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