política

Rodríguez lleva la ‘batuta’ de la orquesta en la sombra

En Coalición no salen de su perplejidad por el ‘no’ de Antona al Gobierno, pero Rajoy ya le había deslizado esa posibilidad al líder de NC en una entrevista secreta este mes en Madrid
Román Rodríguez y Rajoy, en el día de la firma de su acuerdo en La Moncloa. DA
Román Rodríguez y Rajoy, en el día de la firma de su acuerdo en La Moncloa. DA
Román Rodríguez y Rajoy, en el día de la firma de su acuerdo en La Moncloa. DA

Rajoy preguntó, de pronto, a Román Rodríguez, a comienzos de este mes:

-¿Qué piensas de que entremos en el Gobierno canario?

Y el líder de Nueva Canarias (NC) le dijo lo mismo que repite desde que se supo el 31 de mayo por una información de Servimedia que Asier Antona se ofrecía a ser “copartícipe” del Gobierno de Clavijo “para gestionar el dinero de los Presupuestos”, aprobados por el Congreso ese mismo día con el voto de oro de Pedro Quevedo (NC):

-Si entran con Hacienda y mando en plaza, tendría sentido. Si no, serán la comparsa de Clavijo. Nosotros no vamos a condicionarles, pero no nos agradaría.

Y el gallego, por primera vez, confesó sus dudas:

-Es que estoy pensando que quizá no nos convenga.

Ahí se cerró la digresión de Rajoy sobre el amago del PP para entrar en el Gobierno canario a administrar la lluvia de millones que CC y NC habían logrado por separado arrancar a Montoro en la negociación. Esta entrevista secreta de Rodríguez y Rajoy en Madrid, hace apenas unas semanas, era consecuencia de la firma del acuerdo entre ambos en La Moncloa el 30 de mayo (aquel Día de Nueva Canarias) que garantizaba el apoyo de Quevedo a las cuentas. Una lluvia de “no menos de 750 millones para las islas”, anunció Rodríguez ese mismo martes más exultante que en la foto, en la que contrasta su sobriedad con la sonrisa efusiva de Rajoy mientras se dan la mano. Habían quedado en volver a hablar, a sugerencia de Rajoy, y este le llamó a principios de julio, minucioso.”Te llamo, como quedamos, para vernos”. Rodríguez viajó a Madrid y cerró la abstención de su diputado para el techo de gasto de 2018 y la conversación derivó hacia asuntos de Estado, de gobierno y corrupción, de la duración del mandato y las próximas elecciones.

¿Es verdad que Rajoy piensa convocar en 2019, urbi et orbi,todas las elecciones juntas, las generales, autonómicas y locales? Esa tentación rondó siempre la cabeza de los presidentes y constituía  un mal sueño para los pequeños partidos territoriales, por el tirón de las marcasde ámbito estatal. No hay respuesta clara a la pregunta por parte de quienes conocen con cierto detalle la entrevista reservada Rajoy-Román, la última de una serie de contactos privados que se iniciaron, también en secreto, en el Hotel Santa Catalina de Las Palmas de Gran Canaria el 5 de mayo, cuando el líder del PP ya sospechaba que era inevitable el retorno de Pedro Sánchez ese mismo mes y necesitaba el voto de Quevedo in extremis: Rodríguez entró por una puerta trasera y Rajoy le esperaba en una habitación. Pero esa posibilidad -el pack de elecciones en 2019- está sobre la mesa, y explica muchas cosas que están pasando en Madrid y en Canarias.

No deja de llamar la atención el gradode influencia que ejerce en la sombra en la política de Estado Román Rodríguez, un político de sobra conocido en su tierra, donde fue presidente en el cambio de siglo (1999-2003), que suena en Madrid por su etapa de diputado nacional (2004-2008), y que ahora mismo es una especie de arbotante que sostiene la bóveda del Gobierno evitando adrede darse demasiada importancia por ello. Razones ideológicas le impiden celebrarlo: NC es un partido que concurrió con el PSOE a las elecciones de junio de 2016 y votó la investidura fallida de Pedro Sánchez. Rodríguez sostiene que políticamente combate la figura de Rajoy pese a que le cae bien, pero el destino ha puesto a Quevedo -amigos de Universidad y militancia desde hace 40 años- en el lugar adecuado y en el momento oportuno para conseguir un chorro de dinero para Canarias, que el Gobierno de Clavijo no va a tener capacidad ni tiempo de ejecutar antes de diciembre.

El voto que Europa aplaude

Esa influencia de Rodríguez y Quevedo es más conocida por el descuento de residentes que abarató el billete de avión y de barco a los canarios. Si Rodríguez tiene encuentros discretos en círculos poderosos de Madrid es en virtud del peso político indudable de su apoyo para la estabilidad del Gobierno de un país que es envidiado en Europa por su crecimiento económico tras la crisis, y cuya estabilidad invocan todos los días desde París y Berlín por el bien de la UE, que está en situación de riesgo. Nunca fue tan frágil la mayoría de un Gobierno (el PP solo logra un empate a 175 votos en el Congreso sumando a sus escaños los de Ciudadanos, PNV, UPN, Foro Asturias y CC, y depende de NC, el diputado 176, justo la mayoría absoluta). Este rol decisivo le ha malquistado a Rodríguez con Pablo Iglesias (Podemos), pero , en cambio,Sánchez (PSOE) ha respetado su autonomía para actuar. Rodríguez agradece que Ángel Víctor Torres se haya impuesto en las primarias del PSOE el pasado día 23; le considera un hombre afín para un cambio progresista, con el que ir sentando las bases de un espacio político conjunto que en el 19 pueda ser mayoritario en Canarias. En CC aplaudieron también su elección, pero por motivos más cortoplacistas: para evitar la caída de La Laguna, dado el complejo equilibrio de apoyos que le aúpa a la cima de su partido en las islas.

El plantón de Antona

El 19 de este mes, miércoles, sonaron las campanas.Antonase levantó ese día con la decisión tomada. Cumplió su ultimátum y dejó plantado a Clavijo, renunciando a entrar en el Gobierno en una mañana parlamentaria llamada a ser noticia. CC no acababa de cerrar sus heridas: ninguna isla estaba dispuesta a desprenderse de su consejería para dársela al PP. “Las negociaciones están rotas por nuestra parte”, pregonó a los periodistas Australia Navarro en los pasillos de la Cámara, cuando Clavijo se había ausentado del pleno para recibir en Presidencia a la ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal, que es secretaria general del PP. Antona y Clavijo habían hecho amistad -cenas, almuerzos, reuniones de complicidad en el despacho- mientras los socialistas agonizaban en el Gobierno. En el último mes se distanciaron. Las grietas insulares de CC amenazaban una ruptura interna si el presidente cedía Agricultura, Presidencia, Obras Públicas y Turismo. Y Antona mandó parar.

“No es verdad”, dicen en Nueva Canarias, “que hayamos presionado a Rajoy para que el PP no entrara en el Gobierno”. Esa versión circuló tras la espantada del PP canario, que había cogido con el paso cambiado a CC, un partido que gobierna, tras 24 años, con tan solo 18 escaños de un total de 60, y que se jactaba de tener a su disposición a los 12 del PP (amén de tres serviciales diputados de la Agrupación Socialista Gomera), en correspondencia al apoyo de Ana Oramas (CC) a Rajoy. Una teoría que Antona tiró abajo este mes sorpresivamente, tras el ecuador de la legislatura, dejando a CC boquiabierta. “Haremos oposición con todas las consecuencias”, enfatizó el líder popular. No era ese el guion previsto. Ana Oramas había retado a Antona demandándole el quid pro quo, salvo que, a su juicio, quisiera crearle un problema a Rajoy. Román Rodríguez no ocultó su satisfacción por la noticia. Clavijo se quedaba con todo el Gobierno para él solo, pero la oposición -con el PP- sumaba de ese modo 39 escaños, descontados los tres leales diputados gomeros. Y eso abunda en la tesis del expresidente que creó un partido nacionalista propio en febrero de 2005 tras escindirse de CC, que dos años antes había roto el compromiso de asignarle la vicepresidencia y la cartera de Economía y Hacienda en el Gobierno de Adán Martín:”Cocer a fuego lento al Gobierno en minoría desde la oposición”.”Si no tienes Hacienda haces de comparsa”, ha repetido desde entonces, y así se lo dijo a Rajoy. La realidad es que a Clavijo no solo se le hacía un mundo ceder, ya no Hacienda o Economía, al PP; ni siquiera podía darles Agricultura, pues los herreños no habrían tardado en cumplir el acuerdo asambleario que mantienen congelado: revisar el contrato con CC.

Contra todo pronóstico, el PP se rebelaba en Canarias. Rajoy respaldó el no de Antona a Clavijo, según dirigentes bien informados. ¿Cómo se come eso?, se siguen preguntado en CC. Antona ha comentado a los miembros de la comisión negociadora de su partido con CC que la tarde noche de la víspera del 19 tuvo la firme sospecha de que Clavijo le preparaba “un jaque mate, y no piqué”. Ese día, recibió un mensaje de Clavijo de aproximación, pero no le creyó. Sostiene que en la agenda del presidente canario estaban medidos los pasos: se reuniría a la mañana siguiente con Cospedal y diría a los periodistas que el acuerdo avanzaba, y remataría la jugada en Madrid en un encuentro con Rajoy. “Quedaríamos como medianeros”, que es la expresión favorita de Clavijo para referirse a los dirigentes canarios de los partidos nacionales. “No somos el PSOE, que llamó a Pedro Sánchez para firmar”, dicen en el PP. El 22 de junio de 2015 suscribieron el pacto de Gobierno CC-PSOE los máximos dirigentes de ambas fuerzas, José Miguel Barragán y Sánchez, en el Hotel Escuela de la capital tinerfeña. Clavijo, que también estampó su firma, anunció que sería un acuerdo para cuatro años, pero tan solo año y medio después (el 23 de diciembre de 2016) decidió expulsar del Gobierno a los socialistas.

La profecía autoincumplida

Clavijo dio los pasos descritos por Antona como en una profecía que no se autocumplió porque el PP ya había roto la baraja. Tal como supuso Antona, Clavijo, tras ver a Cospedal el 19 en Tenerife, acudió el viernes, 21, a la Moncloa y mantuvo un encuentro privado con el presidente del Gobierno y del PP nacional, que para entonces era un cita sin sentido. Rajoy le estrechó la mano en la puerta de la Moncloa. Clavijo no disimula en la foto un rostro seco. Le pidió a Rajoy que, al menos, le concediera un acuerdo por escrito de estabilidad, suscrito públicamente por ambos, tras la negativa de Antona a entrar en el Gobierno. Solo escuchó buenas palabras y promesas de colaboración; no volvió de Madrid con el documento de apoyo externo a su Gobierno y aún guarda las esperanzas de que se produzca una firma formal de alguna suerte de compromiso, pero las vacaciones políticas que se inician este lunes dejan un panorama sombrío lleno de dudas.

El PP queda con las manos libres (“que negocien con las demás fuerzas y se ganen el consenso día a día, que aprendan de Rajoy”, dijo Antona, quitándose de en medio) y la RTVC está que arde, tras abandonar en bloque la mayoría del Parlamento durante una comparecencia destemplada del presidente del organismo, Santiago Negrín, contra la oposición. PSOE, PP, Podemos y Nueva Canarias le han pedido que dimita o lo destituirán en septiembre. Negrín ha elegido mal pulso: dirige sus dardos más envenenados contra el portavoz de NC, Román Rodríguez, interlocutor habitual de Rajoy, que no oculta su determinación de “resolver personalmente el caos” de la RTVC, promover la renovación de todos los órganos dependientes del Parlamento, etc., etc. El ya citado fuego lento…

Antona parece salir reforzado de la crisis con CC. Rajoy lo llamó, al día siguiente de decirle no a Clavijo. “Le dio todo su apoyo”, asegura un amigo y compañero de partido, que describe la decepción del palmero por el tono “prepotente” de Clavijo durante las negociaciones. Una foto captada en el Parlamento refleja ese malestar de Antona mientras Clavijo parece darle excusas. Por primera vez, Clavijo, un hombre curtido en el vértigo de caminar sobre el alambre, está sin red, sin un respaldo suficiente garantizado para llegar al final de los veinte meses que le restan en el cargo. Antona, licenciado en Ciencias Políticas en el País Vasco, que se fraguó políticamente en el Foro Ermua, cuando Eta asesinó a Miguel Ángel Blanco, encara su oportunidad de ser presidente en 2019, tras suceder a José Manuel Soria al frente del partido.

Por su parte, el recién elegido secretario general socialista, Ángel Víctor Torres, y Román Rodríguez no ocultan su plan: gobernar juntos. Ambos conocen la experiencia piloto del Cabildo de Gran Canaria, donde Antonio Morales (NC) y Ángel Víctor Torres (vicepresidente por el PSOE) firmaron una alianza con Podemos tras las elecciones de 2015. Torres consiente los pactos de su partido con CC en los Cabildos, pero sueña con un nuevo pacto de progreso, que bebe en la fuente de Saavedra, en los albores de la autonomía. Clavijo ha comenzado a reconocer en público que las encuestas sugieren un ascenso de la izquierda, máxime tras la reforma electoral que se perfila, y que incluso la entrada de Ciudadanos, una fuerza moderada, no deja de ser la de un partido antinacionalista. Pintan bastos en CC, que puede morir de éxito. A Clavijo -el más consciente de los riesgos citados- no le han hecho caso en las islas dentro de su partido. Han preferido mantener las cuotas de poder a ser generosos con el PP y atraerlos ante la que se avecina. Pero ya es tarde.

De ahí que algunos dirigentes, desde islas como Fuerteventura y siglas como el PNC, alienten desde hace meses -y más activamente desde hace apenas unos días- la reconciliación. Tanto Juan Manuel García Ramos como Mario Cabrera son de la opinión de que CC debe tender la mano a NC y preparar el terreno para una confluencia electoral en 2019. Los más entusiastas de este reencuentro defienden que “se le proponga a Román entrar ya de vicepresidente y consejero de Hacienda” en un Gobierno con 26 escaños (incluidos los gomeros). La vieja deuda pendiente… ¿Qué responde el aludido cuando se le traslada la oferta y se le pide su opinión al respecto? Román Rodríguez asegura estar en las antípodas de planes semejantes. Se siente fuerte en la oposición reforzada con el PP. Coalición percibe que gobierna, pero no dirige la orquesta, ni pone la música, ni pone la letra…

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