la entrevista imaginaria

El calvo de la lotería: “Ya nada es lo mismo, prima el almíbar”

¿Qué será del calvo de la lotería? En su lugar, Antonio el olvidadizo, la maestra con despiste senil y un terrón de azúcar de Amenábar, el de este año, un director que cuando no hace cine de terror compra el décimo
Clive Arrindel, actor inglés
Clive Arrindel, actor inglés
Clive Arrindel, actor inglés

Me puso en la pista mi compañero, y sin embargo amigo, Jaime Pérez-Llombet. ¿Qué será del calvo de la lotería? En su lugar, Antonio el olvidadizo, la maestra con despiste senil y un terrón de azúcar de Amenábar, el de este año, un director que cuando no hace cine de terror compra el décimo. No, señor, aquí el que valía era Clive Arrindel, alias el calvo de la lotería. Inglés.

-¿Cuánto cobraba usted?

“Unos 150.000 euros al año, como un premio menor”.

-Sí, pero era jugar a ganar seguro. No tiene usted un pelo de tonto.

“Desde 1998 no me quieren: prefieren a Raphael y a la Caballé y a la maestra jubilada con alzhéimer”.

-¿Sabe que el público le echa de menos?

“Claro, y también la música del Doctor Zhivago, pero desde que apareció Montoro no me como una rosca, incluso antes, cuando gobernaba el gafe de Zapatero”.

-¿Es que acaso Montoro no es gafe, con esa cara?

“Sí, bueno, también lo es. Y calvo. Él podría protagonizar el anuncio, aunque me temo que no vendería muchos billetes; la gente saldría corriendo”.

-¿Jugaba usted algún décimo?

“Sí, sí. Nunca me tocó nada, pero era feliz viendo cómo les tocaba a los demás”.

-Hombre, es que los niños veían aparecer en la tele al calvo y empezaban a escribir las cartas a los Reyes Magos y a Papá Noel.

“Es cierto, conmigo llegaba la Navidad. Incluso estaba aquí antes que los renos de Santa Claus. Ahora prima el almíbar”.

-¿Acaso no sabe que usted fue todo un símbolo?

“Sí, en Cataluña tienen al caganer, o sea, a Puigdemont, que es mi antítesis pilífera, y al calvo lo veneraban en el resto del Estado, en los belenes de España”.

-¿Va usted de guapo o de interesante?

“De guapo, con un cierto toque camp”.

-De galán, pues.

“En la intimidad voy de abuelo; en la pantalla, de una especie de ángel de oscuro que reparte premios. Es un oxímoron, como decir la nieve negra o algo así”.

-¿Sabe lo que es la estelada?, y perdone.

“Mi color es el negro, y perdone usted también”.

-¿Qué España le gusta más, la suya o la de ahora?

“La de ahora roba hasta en la lotería: se quedan con el 20%. Aquí roba todo el mundo. Me gustaba más la mía, eran otros tiempos”.

-¿Por qué lo jubilaron?

“No lo sé, pregunte a los publicistas y a los que mantienen compromisos con cantantes, actores y directores”.

-¿Volvería?

“Tengo esa corazonada”.

-Mientras escribo tarareo la canción El café de los estudiantes, de Maurice Jarre, de la película El Doctor Zhivago.

“Esa canción dio muchos premios a los españoles; no deben olvidarla. A mí, desde luego, me pone, aunque me ponía mucho más Julie Christie cuando se quitaba el abrigo de piel de oso”.

-¿Usted es calvo, pero calvo de calvo?

“Sí, como Yul Brynner y Guardiola”.

-Muchos le confundían con el notario de la lotería.

“No, no, yo sólo soy el calvo, los notarios llevan peluca en las películas”.

-¿Sabe algo del procés?

“A tomar por culo”.

-Pues que Dios le oiga.

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