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Vilaflor, en situación crítica tras una de las peores sequías que se recuerdan en la comarca

La población lleva cinco meses con restricciones de agua todas las noches y el campo agoniza por la falta de precipitaciones y las altas temperaturas; las fugas en la red complican la situación
Desde junio, los vecinos sufren cortes en el suministro de agua entre las 23.00 y las 06.00 horas. DA
Desde junio, los vecinos sufren cortes en el suministro de agua entre las 23.00 y las 06.00 horas. DA
Desde junio, los vecinos sufren cortes en el suministro de agua entre las 23.00 y las 06.00 horas. DA

Vilaflor mira al cielo todos los días con más urgencia que esperanza, después de un período de cinco años de sequía que no recuerdan ni los más viejos del lugar. La población, algo más de un millar de habitantes, sufre restricciones de agua todas las noches desde junio, cinco meses en los que entre las 23.00 y las 06.00 horas no sale una gota en los grifos, una medida adoptada para los meses de verano y que, ante la falta de lluvias, sigue en vigor. Las restricciones han evitado que los depósitos se hayan secado, pero el nivel está bajo mínimos.

A la falta de lluvias se une una red antigua con numerosas pérdidas y la altitud del municipio, por encima de los 1.400 metros, lo que hace inviable técnicamente que se pueda bombear agua procedente de las desaladoras del Sur, condenando al municipio a una dependencia exclusiva de las galerías para el abastecimiento de su población.

El otro gran damnificado es el campo, donde las cosechas agonizan. La viña y, sobre todo, la papa no solo sufren las consecuencias de la escasez de agua, sino el efecto de las altas temperaturas, que en el caso del mes pasado han superado registros históricos, con varios episodios de tiempo de levante que, además de viento cálido, trae calima.

Los agricultores se preguntan qué van a cosechar el próximo año. La tercera consecuencia la sufrirá el bolsillo del consumidor, ya que los precios de la papa local, dada su escasez, se pondrán por las nubes. “Ves las huertas secas y te da hasta sentimiento”, explicaba ayer gráficamente a este periódico el primer teniente de alcalde y concejal de Aguas, Luciano Marrero, que confía en que en este mismo mes puedan comenzar los trabajos para limpiar los escombros de la galería El Pinalito, de propiedad municipal, una tarea que no se realiza desde hace ocho años y que se centrará en retirar los desprendimientos situados a 1.200 metros de la entrada para facilitar un mayor caudal. La burocracia tampoco ayuda, ya que los permisos para comenzar a desescombrar se pidieron desde junio. “Al ser un paraje protegido como la corona forestal, todo va más lento”, explicó Luciano Marrero.

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