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Santa Cruz homenajea al cronista Luis Cola con la rotulación de una plaza

El Ayuntamiento capitalino, a iniciativa de la Tertulia Amigos del 25 de Julio, inaugura un espacio urbano en la prolongación de la calle Anselmo J. Benítez dedicado al investigador y escritor fallecido en 2016
LUIS COLA BENÍTEZ
LUIS COLA BENÍTEZ
Luis Cola Benítez. / DA

Por José Manuel Ledesma

Una céntrica plaza de Santa Cruz lleva desde el pasado jueves, día 30 de noviembre, el nombre de Luis Cola Benítez (1933-2016), investigador y divulgador de la historia de la ciudad, además de Cronista Oficial del municipio entre los años 2011 y 2016. Fue miembro fundador de la Tertulia Amigos del 25 de Julio, del primer Consejo Social de la Ciudad, de la primera Comisión Municipal de Patrimonio Histórico, de la Comisión de Historia de la Medicina y del Colegio Oficial de Médicos de Santa Cruz de Tenerife. Socio de Número de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Tenerife, del Instituto de Estudios Canarios y de la Asociación Hidalgos de Nivaria. Condecorado con la Cruz del Mérito Militar con distintivo blanco. Premio Periodístico de Investigación Histórica Antonio Rumeu de Armas y II Premio de Periodismo Mare Nostrum Resort. Colaborador de tertulias en radio y televisión. Socio número 1 del CD Tenerife.

Nacido en el seno de una familia muy arraigada a esta capital, comercial, cultural y política. Su abuelo, Anselmo J. Benítez, fue fundador de un Museo, Archivo y Biblioteca en Villa Benítez, concejal y primer teniente de alcalde de este Ayuntamiento, durante catorce años, y fundador de la industria tipográfica más importante de las Islas Canarias, la imprenta Benítez, situada en la calle San Francisco Nº 8, en un edificio de nobles líneas y original coronamiento. Abuelo del que Luis se sentía muy orgulloso por haber sido el que logró salvaguardar la Fuente de la Pila, el primer chorro público de Santa Cruz, situado en la plaza de La Candelaria y que hoy es el único elemento de ornato que se conserva del siglo XVIII. Sus tíos Anselmo y José, hombres defensores del progreso y la cultura canaria, continuaron con la industria familiar y, en ella, Luis se empapó de todos los libros que allí se publicaban.

Que difícil es hablar con objetividad de una persona cuando han existido relaciones de amistad y afecto, pero con el fin de mantener vivo el recuerdo de uno de los hijos ilustres de Santa Cruz de Santiago de Tenerife, y con motivo del homenaje que su Ciudad le dedicó inaugurando una plaza con su nombre en la calle Anselmo J. Benítez, me atrevo a esbozar estas líneas para dejar constancia de su dimensión humana, calidad intelectual y su fecunda producción literaria que nos deja de herencia.

Amante de su esposa Luz Tudela, con la que compartió la mayor parte de su vida, este chicharrero de viejo cuño era alegre, pícaro, risueño y optimista; con una extraordinaria calidad humana, pues era humilde ante los halagos recibidos, sencillo en su forma de ser, servicial, y amigo de sus amigos. Como Cronista Oficial de la Ciudad desempeño su labor de una manera brillante. Cada día bajaba al sótano del Palacio Municipal para sumergirse en los legajos del Archivo Histórico, donde, entre actas y expedientes renovaba día a día su compromiso absoluto con la ciudad que lo vio nacer.

Como persona inquieta y preocupada, dedicó sus esfuerzos y desvelos al servicio de la comunidad santacrucera. En sus paseos diarios por Santa Cruz, después de comer, ejercía de guardián de nuestro patrimonio, observando, anotando y fotografiando el abandono al que habían sido relegados algunos edificios, fortificaciones, monumentos, fuentes públicas, etc. No olvidándose de su querido Puente del Cabo. Se quejaba con lo que mejor sabía hacerlo, con sus artículos en la prensa local, y lo hacía con ingenio, sutileza, perspicacia, objetividad e imparcialidad y, desde la crítica constructiva y el rigor histórico, solicitaba una urgente recuperación, restauración y conservación de nuestro patrimonio.

LUIS COLA BENÍTEZ ILUSTRACIÓN
DA

Siempre dispuesto a colaborar con las instituciones y medios de comunicación que se lo pedían, lo hacía de forma generosa y desinteresada. Sería innumerable la relación de sus colaboraciones en los diarios, revistas y emisoras, conferencias en los centros de mayor raigambre histórico y cultural de nuestra Isla, a la vez que prologó varios libros de distintos autores y presentó sus obras. Tan prolífica actividad cultural no pasaba desapercibida a muchas personas y entidades que continuamente le consultan y le pedían opiniones o asesoramiento. Considerado por muchos intelectuales como un artesano de la investigación histórica, un autodidacta hecho a sí mismo, su fecunda trayectoria de estudio, investigación y divulgación de los anales de nuestra capital y la defensa a ultranza de su patrimonio cultural, la llevó a cabo con solvencia, rigor y fiabilidad, buen estilo literario, lenguaje llano y directo. Alejandro Cioranescu lo definió perfectamente: “Historiador de buena ley, concienzudo investigador que conserva la calma, la lucidez e, incluso, el buen humor”.

Gracias a su envidiable capacidad de trabajo y su labor investigadora, escribió: Barrancos de Añazo; Reflexiones sobre el ataque de Nelson a Santa Cruz de Tenerife; A Propósito de un Documento Olvidado; Santa Cruz, Bandera Amarilla -Epidemias y Calamidades-; El Gabinete Instructivo de Santa Cruz de Tenerife, 1869-1901; La Imprenta Benítez, una empresa comprometida con el progreso y la Cultura del Archipiélago Canario; Villalba Hervás, un Republicano Íntegro; Cartas a Patricio Estévanez; Cinco Días de Julio; Fundación Raíces y Símbolos de Santa Cruz de Santiago de Tenerife; Sed; La Odisea del Agua en Santa Cruz de Tenerife; Itinerario Histórico de Santa Cruz de Tenerife; y en coautoría con otros Fuentes Documentales del 25 de Julio de 1797 y Adenda. Historia del 25 de Julio de 1797, a la Luz de las Fuentes Documentales; Refinería Tenerife; Retales de la Historia de Santa Cruz de Santiago de Tenerife (obra póstuma) y Los Alcaldes de Santa Cruz (en imprenta).

Siendo niño, su padre le dijo: “Hijo mío, tendrías que dar gracias a Dios por haber nacido aquí, en Santa Cruz”. Hoy es la ciudad y los ciudadanos los que le damos las gracias por haber nacido aquí; porque para nosotros, Luis quedará para siempre como una persona extraordinaria, un cronista señero, un escrupuloso investigador, un divulgador de su historia, y un gran defensor del patrimonio.

BERMÚDEZ: “LUIS COLA ERA UN CHICHARRERO DE CORAZÓN”

La plaza que lleva el nombre de Luis Cola está situada en la prolongación peatonal de la calle Anselmo J. Benítez, su abuelo materno. “Ese es, precisamente, el mejor homenaje que la ciudad puede rendirle -afirmó el alcalde José Manuel Bermúdez-, porque situar su nombre junto al de su abuelo nos permite dar continuidad -geográfica y emocional- a su memoria, pero también a la de toda una estirpe de grandes chicharreros”. Bermúdez lo calificó como “un chicharrero de corazón y un historiador de devoción”.

*CRONISTA OFICIAL DE SANTA CRUZ DE TENERIFE

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