Dos palos de teléfono bastan para una portería. Como redes, las que se utilizan en la pesca, y las líneas del campo se trazan con cenizas. No hace falta más para jugar a fútbol en Meckhe. Un descampado irregular, que ni siquiera es llano, cubierto con tierra o arena, completa las instalaciones de este pueblo situado a más de 200 kilómetros de Dakar, en el que cada día niños y jóvenes senegaleses juegan, descalzos o con zapatillas, soñando con ser algún día Messi o Ronaldo.
La historia de estos chicos está ligada al municipio tinerfeño de Adeje desde que el joven Abdou Mdegue se personara hace dos años en el Ayuntamiento para presentar una idea que rondaba su cabeza cuando llegó a la Isla persiguiendo un balón de fútbol e imaginando goles inverosímiles: crear una extensión de las escuelas municipales adejeras de fútbol y baloncesto en su pueblo natal. El exjugador del Marino y del Ibarra no tuvo que esmerarse demasiado para convencer al alcalde, José Miguel Rodríguez Fraga, y a su concejal de Desarrollo Creativo, Deportes y Conocimiento, Adolfo Alonso, que se pusieron manos a la obra desde que Paco, como se le conoce en Adeje a Abdou, terminó su exposición.
El Ayuntamiento activó su maquinaria y empezó a reunir chándales, botas, camisetas y balones, y contó desde el primer momento con las aportaciones solidarias de los niños y niñas de las escuelas de fútbol y baloncesto municipales. Hoy, todo ese material está en Meckhe y ha dado pie a la fundación de la Escuela Cayor Canaria, que preside Abdou Paco Mdegue, cuya vida, a caballo entre Adeje y el pueblo en el que reside su familia, está centrada en mejorar, a través del deporte, las condiciones de los habitantes de la localidad senegalesa en la que creció.
El mes pasado, Adolfo Alonso y Paco se desplazaron a Meckhe con una nueva remesa de material deportivo para los clubes de la escuela e intentar formalizar un acuerdo de colaboración con las autoridades locales. El alcalde de Meckhe y su equipo de gobierno se mostraron encantados con el proyecto. El siguiente paso será ahora la próxima visita de un grupo de chicos senegaleses a Adeje para entrenar durante unos días con los niños adejeros.
A raíz de esta iniciativa, el concejal de Desarrollo Creativo, Deportes y Conocimiento quiere incrementar los intercambios deportivos e incluir algún desplazamiento a Senegal de las escuelas municipales, pero también busca ampliar la colaboración al ámbito cultural, en campos como el folclore, la música o el teatro. Por lo pronto, el próximo día 23 la Escuela Cayor Canaria recibirá el premio por su labor social en la Gala del Deporte de Adeje, con el que se pretende reconocer un proyecto único que acerca dos culturas y permite que el deporte se convierta en un trampolín hacia un futuro profesional. Al acto ya ha confirmado su asistencia una delegación senegalesa.
“Este es un proyecto solidario del que nos sentimos orgullosos y en el que también nuestros menores tienen la oportunidad de compartir una experiencia excepcional que les ayude a valorar mejor todo lo que tienen”, explicó Adolfo Alonso a este periódico. “Allí no tienen instalaciones ni los mínimos recursos, pero todo el mundo juega donde sea, porque hay un fervor tremendo por el fútbol, es una locura”, indicó el edil, que remarcó las cualidades técnicas que exhiben algunas promesas a pesar de jugar en auténticos patatales. El Ayuntamiento intentará que el próximo Campus Suma, que organiza el CD Tenerife, cuente con la participación de algunos de los chicos que despuntan como futbolistas y que, además, puedan disputar en junio el torneo juvenil Villa de Adeje formando parte de la selección municipal.
“Son muy agradecidos y con mucho menos de lo que tenemos aquí aparentan ser más felices, lo cual es una lección para una sociedad como la nuestra, que asocia la felicidad a un gran número de recursos materiales”. En su visita, que incluyó una reunión con los responsables de la federación senegalesa de fútbol, Alonso tuvo tiempo de conocer la realidad de algunas escuelas. “No existen las nuevas tecnologías, los pupitres y las condiciones de las aulas dejan mucho que desear y sus canchas son un llano de tierra. Creo que también en ese campo se abre una posibilidad de ayuda por nuestra parte”. Durante su estancia conoció a dos chicas que estudian español y que el Ayuntamiento se propone traer a Adeje para que asistan, en julio, a los cursos y talleres que ofrece la Universidad de Verano.
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