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Cambios en la educación

En la actual sociedad del conocimiento parece razonable que el sistema educativo participe en su generación e impulso

En la actual sociedad del conocimiento parece razonable que el sistema educativo participe en su generación e impulso. Que en estos entornos su democratización obligue a que los principios de mérito y esfuerzo sean referentes. Y que sea el Estado el que vertebre el sistema nacional, definiendo los contenidos de la enseñanza a través del núcleo de asignaturas troncales. Cualificando el sistema mediante evaluaciones externas, como señala la OCDE, en finales de ciclos y reforzando su presencia en el ámbito autonómico mediante la alta inspección, que no se ha venido ejerciendo y ha generado el descontrol educativo. En el paquete de la homogeneización estarían la lengua oficial, el derecho a la formación religiosa y moral, la libertad de las ideologías y credos y las movilidades de centro.

La realidad, sin embargo, ha ido desconfigurando la enseñanza y sus resultados. Donde España aparece situada en el puesto 28 de los 34 países OCDE. Sobre ello analizamos algunos temas. La educación “diferenciada, separada o segregada por sexos”, que vuelve a leerse desde las ideologías de los partidos, cuando parece que el Constitucional va a ser capaz de entenderla. Ya que es herramienta para mejorar la oferta educativa. Permite que evolucione la calidad, manteniendo las mismas condiciones y objetivos para el mismo nivel por sexos. Existe en los países que tienen los sistemas educativos más avanzados, Suecia, EE.UU., Alemania, Reino Unido, Australia, Nueva Zelanda, Corea del Sur. La diferenciación no sólo atiende al sexo, también al idioma, el nivel intelectual (autismo, síndrome de Down, bajas y altas capacidades intelectuales), razas, religión, etc. La diferencia atiende a cualificar la excelencia en la oferta educativa, los medios materiales y el modelo de enseñanza, al margen de la política y atentos a la sociedad que siempre anticipa los cambios.

La desconfiguración hispana, se extiende al diseño en su conjunto, sostenido en el modelo “público, concertado y privado”, que muchos son incapaces de entenderlo integrado. Su equilibrio de oferta es factor de calidad y de viabilidad económica. En los 17 sistemas españoles, existen dos geografías diferenciadas, los países del norte y centrales, Madrid y Cataluña, con ofertas públicas en torno al 50% y los del sur, como Canarias, donde la pública es el 75% y cuentan con las mayores tasas de abandono y fracaso escolar. Donde la plaza pública cuesta casi el doble que la concertada, 4.500 euros/año contra 9.000 euros/año de la pública. La aritmética nos dice que los recursos en lo público serían mayores con cuotas concertadas más elevadas. El problema no es llegar a gastar el 5% del PIB, según dicen algunos y no pactan, como no hacen Alemania ni Japón, que gastan hoy menos que España en relación al PIB, sino en gastar con eficiencia.

Tres temas menores que no lo son y explican el modelo. El asunto del móvil en las aulas. Debe negarse en el recinto escolar, la enseñanza debe ser dirigida. Identifica la pérdida de autoridad del centro, muchos ya lo entienden El uniforme en épocas pasadas dio lugar a revoluciones para suprimirse. Hoy es instrumento de democratización ante el desorden de estilos y sobre todo en el conflicto de las marcas, donde opera en la lucha de clases. Lo más democrático hoy es llevarlo. Y el desconcertante fenómeno del bullying, con un nivel de agresividad desconocido. Reflejo de una escuela desarticulada e incapaz de ofrecer valores y autoridad con su comunidad escolar, familia incluida. Atender a los cambios con humanidad y ajenos a la política es la obligación del espacio escolar, allí donde se sustenta la democracia.

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