cartas desde rusia

Vente pa Moscú

Primera vez en Moscú. Me invitó un antiguo compañero de Izvestia, joven cuando yo lo conocí

Primera vez en Moscú. Me invitó un antiguo compañero de Izvestia, joven cuando yo lo conocí. Joven y pobre, como buen comunista. Ahora nada en ciertas comodidades. “Vente pa Moscú”, me dijo con aquel acento cubano que le sobrevive. ¿A hacer qué?, le dije a mi vez. “Lo que te dé la gana”. Llegué hace un trimestre. Escribo para la prensa de Venezuela y para la de Miami, siempre con seudónimo: no tengo carta de identidad, resido en la casa de mi compañero excorresponsal, y él me tiene aquí como un amigo que estuviera visitando viejos museos exsoviéticos. Hasta ahora sólo he escrito de lo que veo, no de lo que oigo, pues mi nivel de ruso es equivalente a mi destreza para volar en parapente. ¿Y qué veo? Las diferencias sociales son espeluznantes, las colas se multiplican para cualquier cosa, pero hay personas que no hacen cola para nada. El parque automovilístico es inmenso, muy renovado. Los periódicos parecen dominados por una sola mano, la de Putin, y es imposible pulsar un canal de televisión (aún ininteligible para mí) sin que salga Putin dando una arenga. Últimamente, además, como ha habido algunos dramas, también parece que esté a punto de llorar. No le creen, me dice mi amigo el ex de Izvestia. Hay muchos viejos en las calles, sentados en las plazas, cerca del Kremlin, por ejemplo. Un amigo canario que vive aquí me señaló dónde Canarias colocó unas Navidades una inmensa propaganda del Archipiélago, para atraer turismo. Ignoro si surtió efecto en la pituitaria viajera de los rusos. Me levanto temprano y voy por las panaderías, una antigua costumbre mía. Varias veces he tenido que pagar el fiado que dejaban algunas personas de mi edad. Voy con mi gorro polar. Como soy algo pelirrojo, como Carmelo, la gente siente que vengo del Cáucaso pero que no me enseñaron el ruso. Yo simulo que Rusia es mi país. Mientras la cosa siga así seguramente no me hará falta, como decíamos antes en Canarias, la carta de llamada.

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