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Declaran BIC a la Lucha Canaria y el Salto del Pastor

La primera federación de Lucha Canaria se crea en el año 1943, dependiente de la Federación Española de Luchas (FEL), con sede en Tenerife
El Consejo de Gobierno declara Bien de Interés Cultural la Lucha Canaria. /Sergio Méndez

El Consejo de Gobierno declara Bien de Interés Cultural la Lucha Canaria y el Salto del Pastor, una iniciativa que protege la tradición y la cultura que representan para el archipiélago como manifestaciones identitarias y singulares, garantizando su protección, conservación y divulgación para las generaciones presentes y futuras.

La Lucha Canaria ha sido una costumbre y tradición mantenida a través de los siglos, a pesar de las circunstancias, que enfrentó en distintas coyunturas históricas y que hoy cuenta con el Museo de la Lucha Canaria y ha sido inspiración para diversas manifestaciones artísticas pictóricas y musicales.

Su inclusión en el catálogo de bienes protegidos de Canarias garantiza la pervivencia de este deporte, precisan desde el Ejecutivo en un comunicado.

Canarias, situada estratégicamente entre tres continentes, Europa, África y América, y caracterizada tanto cultural como antropológicamente por el mestizaje, tiene como otros muchos pueblos, una modalidad de lucha que le identifica, modalidad que en los últimos años se ha convertido en una de las señas de identidad más características, estando presente en innumerables manifestaciones, tanto lúdicas y deportivas, como artísticas y culturales de nuestra sociedad.

Es uno de los legados más importantes que, desde el pueblo aborigen, ha llegado hasta la actualidad.

Las primeras noticias escritas de las islas ya hablan de su práctica; historiadores, cronistas y escribanos de la conquista de Canarias, por la corona de Castilla, documentan la lucha como una de las características más destacadas del pueblo aborigen.

Además, resaltan las razones sociales dado que su práctica auspicia principios y valores como el respeto, la fraternidad, la solidaridad y la deportividad.

Asimismo, la lucha canaria está implantada en la comunidad canaria como una competición regular y organizada que se ha practicado en Cuba, Argentina y Estados Unidos, entre otros, y que se ha promocionado a través de intercambios culturales y deportivos, con otras luchas autóctonas de países como Corea del Sur, Islandia, Inglaterra y Escocia.

Los antiguos pobladores de las islas practicaban la lucha de forma diferente a la actual. Aunque todas las crónicas hablan siempre de su nobleza y valentía, hasta comienzos de los años cuarenta del pasado siglo, la lucha se manifestaba de forma espontánea y popular, generalmente coincidiendo con las fiestas o con la recogida de las cosechas.

La primera federación de Lucha Canaria se crea en el año 1943, dependiente de la Federación Española de Luchas (FEL), con sede en Tenerife.

En el año 1946, se constituyen las Federaciones Provinciales de Lucha Canaria de Santa Cruz de Tenerife y de Las Palmas como delegaciones de la Federación Española de Luchas.

Esto trajo consigo que aparecieran los equipos de doce luchadores en detrimento de los bandos y se crearan los primeros clubes, el sistema de lucha pasó de ‘lucha corrida’ al actual ‘de tres, las dos mejores’, se unifica el sistema de agarre tomándose el de ‘mano abajo’.

En la actualidad existen distintos sistemas de lucha por equipos e individuales. Los sistemas de enfrentamiento por equipos son los siguientes: de tres, las dos mejores; de tres, las dos mejores, ‘reducido’; lucha corrida y todos contra todos. Asimismo, se cuenta con sistemas de enfrentamiento de carácter individual, por pesos; por categorías y desafíos (de rasquera y concertado.)

Los riesgos y retos de la lucha canaria están relacionados con la profesionalización de la práctica y la escasez de patrocinadores; la actualización y gestión de los campos de lucha; la modernización de las instituciones, tanto de clubes como federativas; el aumento del número de practicantes, árbitros y clubes mediante programas adecuados de promoción y tecnificación; el incremento de practicantes femeninas y la incorporación real como contenido de las programaciones de los centros educativos.

SALTO DEL PASTOR

El Salto del Pastor Canario, o Brinco Canario, es una práctica tradicional única de las islas, parte del patrimonio cultural, de la identidad y de la idiosincrasia de todos los canarios que hunde sus raíces en los usos y costumbres propios de las sociedades indígenas del archipiélago.

Durante los siglos posteriores a la conquista y colonización de Canarias se documenta la supervivencia del uso de la herramienta del garrote, lanza, hastía, asta o lata, por los campesinos y labradores pero, sobre todo, por los pastores –los cabreros–, que han hecho posible que el Salto del Pastor Canario siga vivo, transmitiendo a las nuevas generaciones sus conocimientos y sus mañas ancestrales.

A la hora de ejecutar sus desplazamientos por la escarpada orografía de las islas, el pastor suele usarla para salvar desniveles más o menos pronunciados, siendo su uso más espectacular el de bajar laderas de pronunciada pendiente en una serie de saltos continuados en busca de una persona, un animal extraviado o herido o, simplemente, para acortar el camino.

La práctica del Salto del Pastor Canario, al igual que la Lucha Canaria y el Juego del Palo, hunde sus raíces en los usos y costumbres propios de las sociedades indígenas del archipiélago.

Los primeros pobladores de Canarias, aborígenes del Norte de África, compartían unas raíces culturales bereberes ó amazighes, y desarrollaron en cada una de las siete islas, su cultura, su sociedad y sus prácticas tradicionales, que han pervivido hasta la actualidad, incluso después del largo proceso de conquista y colonización castellana del archipiélago durante los siglos XV y XVI, y la consiguiente aculturación y desarraigo de las poblaciones indígenas en las islas.

En la actualidad se quiere conservar la práctica del brinco en las islas, manteniendo un vínculo estrecho y permanente con sus orígenes, incorporando un componente lúdico con un riesgo comedido, mientras se disfruta de la naturaleza y se contribuye al mantenimiento de la tradición.

Desde el año 1994 se empiezan a constituir en Canarias los primeros colectivos, clubes, jurrias, grupos y asociaciones de practicantes de Salto del Pastor o Brinco Canario.

Estos colectivos han funcionado en la práctica como asociaciones culturales, abarcando en su labor, el vasto campo de conocimiento de nuestra cultura tradicional, relacionado especialmente con el mundo de los artesanos, cabreros y pastores del archipiélago.

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