el charco hondo

El jenga del PP

Cala la sensación de que bastará con retirar una sola pieza más, solo una, de la parte inferior, para que la torre del PP se venga abajo definitivamente

Cala la sensación de que bastará con retirar una sola pieza más, solo una, de la parte inferior, para que la torre del PP se venga abajo definitivamente. La incesante acumulación de escándalos dibujan una partida de jenga, ese juego que consiste en ir quitando los bloques de una torre, hasta que ésta cae. El problema del PP es que tantos son los casos protagonizados por algunas de sus estrellas que, cargando los honrados con la culpa de los depredadores, crece entre el electorado la tentación de concluir que el PP es un caso, El caso PP. La plaga de causas particulares engorda la percepción de que el partido está sumergido en una causa general. Raro es el día que no les aparece un cadáver flotando en la piscina, encajado en el armario, metido en un baúl, enterrado en el jardín u oculto en el trastero. Es muy complicado, o imposible, aparentar normalidad cuando vives en la casa de tus poltergeist. Huele a que el PP bordea la caída en barrena. Se percibe que está asomándose a ese punto en que, al desaparecer la corriente de aire que lo hace volar, un partido entra en pérdida. Ayer tocó Zaplana, y horas después el lugarteniente de Montoro. Así no hay quien remonte o aguante en pie. El PP no está muerto, no. Recuérdese que ganó algunas elecciones a pesar del desfile de los suyos por los juzgados. Saben en ese partido cómo navegar en las tormentas. Conocen los mecanismos para flotar sobre sus muertos. Sin embargo, en el aire flota la sensación de que esta vez es diferente. Esta vez una legión de simpatizantes está componiendo con Ciudadanos su canción protesta, un voto de castigo sin verse obligados a abandonar la casa madre de la derecha de siempre: orden, patria y autoridad competente. El susto del PP es que sus votantes tienen ahora en Albert Rivera una opción que les permite un desahogo sin abandonar su zona socioeconómica de confort. Si el PP cae incluso más de lo que ya le anuncian las encuestas no solo los populares tienen un problema, también sus parejas habituales, Coalición entre ellas. Si el PP se desploma será engordando a Ciudadanos, que aquí, en las Islas, no gobernará hasta las generales, pero sí estará en condiciones de decidir quienes gobiernan. El jenga se acaba cuando la torre se cae, y este PP se está quedando sin piezas en la base.

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