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La censura de la moción

Sí, la moción de censura se llama “moción”, porque es una iniciativa parlamentaria, mientras la cuestión de confianza es eso, una pregunta o cuestión que el Gobierno le hace al Parlamento. No se denomina “moción”, como la llaman políticos y periodistas poco cuidadosos con el lenguaje. Igual que llaman “topes” a las barreras electorales, que son todo lo contrario a un tope. Pues bien, Pedro Sánchez ha presentado su moción de censura sin consultar siquiera a su Ejecutiva Federal, lo cual nos muestra la autocracia y el culto al líder que imperan en las organizaciones partidistas españolas, aunque son formalmente democráticas según les exige la Constitución.

Desde nuestro punto de vista, la moción de censura es temeraria, irresponsable y desestabilizadora. Aprovecha la demoledora sentencia de la Gürtel y el clima crispado de indignación social y política que ha generado, pero descartado Ciudadanos, su única posibilidad de triunfo está en el voto de los independentistas catalanes. Y la sociedad española no debería olvidar lo que significa que los mismos que proclaman su derecho a la autodeterminación y su deseo de romper España, encima decidan el Gobierno de esa España que quieren abandonar. ¿A cambio de qué lo harían? Y no es equiparable su voto en la elección de Ana Pastor como presidenta del Congreso. Desde el acatamiento, el respeto y la no descalificación de sus autores, la sentencia es más que cuestionable, como hace el voto particular del presidente del Tribunal. Y lo es, en principio y junto a otros reparos, por dos motivos principales. Primero, porque da por probada la existencia de una Caja B del Partido Popular, lo que es precisamente objeto de una pieza separada no juzgada todavía. Y, en segundo lugar, porque sin nada que lo pruebe más allá de toda duda razonable, afirma la no credibilidad del testimonio de Rajoy en el juicio, es decir, eleva a la categoría de hecho probado lo que es una mera opinión de dos magistrados. Suscita también más que suspicacia la fecha elegida para publicar la sentencia, justo cuando se acaban de aprobar los Presupuestos y garantizar, en teoría, la estabilidad de la Legislatura.

Hemos descartado a Ciudadanos del apoyo a la moción porque su interés prioritario, al calor de las encuestas, es la convocatoria inmediata de elecciones generales. Y eso va precisamente en contra de los intereses socialistas, también al calor de las encuestas. Pedro Sánchez ha hecho unas vagas declaraciones sobre las tareas prioritarias de su hipotético Gobierno, que dejan claro que agotaría la Legislatura sin convocarlas.

La moción y la inestabilidad que produce ya han hecho caer la Bolsa española y han disparado nuestra prima de riesgo, destruyendo el efecto beneficioso de la aprobación de los Presupuestos. En otras palabras, la moción perjudica gravemente el interés público y el futuro económico de los españoles. Y es que el voluntarismo y la ignorancia de cierta izquierda olvidan siempre que la economía y los mercados funcionan conforme a unas leyes cuya vulneración se paga muy cara. Por todo eso la moción de censura es censurable y por todo eso la censuramos.

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