después del paréntesis

Verano

A los seres humanos nos justifica el pelear contra el caos. Por eso todos los seres que han existido en este mundo han apurado semejante faena: separar las partes para que se conozcan, el cielo en su lugar, los ríos en el suyo, las montañas frente a las llanuras, el mar hasta la línea del firmamento, etc. No sirve de excusa que el desconcierto forme parte de la existencia, en tanto prolongaciones hacia el futuro que somos. Eso lo sufrimos por debajo del equilibrio. Porque si traspapelamos una nota perdida en un libro, fatal, pérdida definitiva. Luego…

El orden es una condena, ya digo, pero tan irremediable como el aire que respiramos. Difícil es imaginar un archivo desquiciado. Si fuera necesario rescatar un informe, un dato…, el esfuerzo se convertiría en delirio. Entonces, ¿por qué cada año nos empecinamos en trastocar el universo? Tanto que hay personas que se resisten, hasta ahí podríamos llegar, mejor en casa. Somos sujetos de la rutina y tener todo el tiempo del mundo para desperdiciarlo es una barbaridad. Por más, incluso algunas parejas se separan por estas fechas. Y quien tiene a un amante…, penoso. El horario salva las posiciones de las cosas y eso ayuda.

De manera que en verano nada está donde debe de estar. Y como hay turnos, la desgracia es más duradera de lo previsto. O no está porque se fue a… o tiene excusa para evaporarse como el agua en el desierto. Y eso no es solo triste, eso clava un hueco en el alma que a veces no tiene remedio.

Me lo echó en cara mi hijo pequeño. ¡Qué coñazos! Y tiene razón. Por lo general ni su madre ni yo tenemos demasiado tiempo para seguirlo en todos los minutos de su vida. La excepción, el verano, el apartamento de Fuerteventura, la playa de Fuerteventura… El discurso que actualiza con sus amigos ahora no tiene destinatario; no están, se han ido, marcharon de vacaciones como él… Nuestras pláticas indescifrables son las que oyen sus oídos; y los modos, actitudes, manejos y juegos suyos nosotros no los entendemos. Además, los del ordenador nos producen un miedo aterrador, y dale que te dale, niño, no gastes tanto tiempo en… Se resiste a enviarnos a clase para que nos calmemos; la universidad cierra por esas fechas a cal y canto. Horrendo.

Así es que el Hacedor tiene ocurrencias divinas; ha inventado algún lugar estimable para… Ahí ni amigo ni hermana ni… Una hamaca y cara al sol, quieto como un lagarto, hasta que regresemos. Lo contrario sería desolador, no sobreviviríamos, dicen. ¿Tienen razón?

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