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Que paguen

Yo este año no pondré la equis en el casillero de la Iglesia Católica en mi declaración de la renta. Que pague

Yo este año no pondré la equis en el casillero de la Iglesia Católica en mi declaración de la renta. Que pague. Y que pague el IBI, como cualquier ciudadano y como cualquier empresa. Los curas, en los púlpitos, no dicen sino tonterías, sermones nulos de contenido y la ola de anticlericalismo y de laicismo que invade el país es merecida y una consecuencia de la carencia intelectual de la organización. Incluso han jugado a hacer política separatista en Cataluña, con esa monja alférez argentina y los curas trabucaires que escondían urnas. Pues que se jodan y que paguen los impuestos, como cualquier otro. Estoy harto, cuando acudo a una celebración religiosa, de escuchar tonterías en los púlpitos: muchas veces te cobran 20 euros por una misa y ni siquiera se acuerdan del nombre del difunto. Que se apliquen y que trabajen, como he trabajado yo toda mi vida. Tampoco me gusta ver al obispo Bernardo comer en Los Limoneros, aunque vaya invitado. Que coma en su casa, o en un comedor de pobres, para que la gente empiece a creer en él. Con los años me he vuelto mucho más analítico y con la crisis y el frenazo que me tuve que dar a mí mismo me he acostumbrado a una vida más sencilla, más austera y más calculada. He tirado mucho dinero, casi siempre para beneficio de los demás: empleados que no necesitaba, dispendios innecesarios y tren de vida superior a lo racional. Hace una década que todo eso se acabó y si volviera a nacer habría ahorrado algo, para los tiempos malos. Es una pena que no pueda vivir 140 años para arrepentirme de algunos errores del pasado; por ejemplo, no haber ejercido esta profesión de mierda. Porque no sólo las religiones se encuentran en almoneda.

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