Entre nervios, apuntes de última hora y el miedo a no llegar (las colas en la autopista contribuyeron a ello), casi 4.700 jóvenes se enfrentaron ayer a sus primeros exámenes de la Evaluación de Bachillerato para el Acceso a la Universidad (EBAU), de los cuales 66 se presentaron utilizando el servicio de necesidades especiales que pone a su disposición la Universidad de La Laguna (ULL) para garantizar la igualdad de oportunidades entre todos los aspirantes.
Sobre las 9.30 horas, los jóvenes, que se juegan la nota que marcará sus estudios superiores, dieron la vuelta a los primeros folios correspondientes al examen de Lengua Castellana y Literatura. Ahí se encontraba la primera disyuntiva: o bien analizaban un fragmento de Crónica de una muerte anunciada, de Gabriel García Márquez, o se decantaban por el texto periodístico La soledad, de Julio Llamazares. A la salida de esta prueba, una hora y media más tarde, la mayoría de los estudiantes confesó que fue esta última la opción elegida.
Tras ese primer examen, los bachilleres tuvieron que demostrar sus conocimientos en Lengua Extranjera e Historia de España. A lo largo de la jornada de hoy y la de mañana se llevarán a cabo el resto de las pruebas de las asignaturas.
De los cerca de 4.700 alumnos inscritos para la EBAU de este año en la provincia tinerfeña, unos 150 más que el pasado año, según datos de la Universidad de La Laguna, 66 se examinaron en la cuota de necesidades especiales de apoyo educativo, como explicó al DIARIO el responsable de este departamento, Emilio Casuso. El servicio, que se puso en marcha hace ya más de 20 años -en su primera edición fue utilizado solo por seis alumnos-, ha ido creciendo paulatinamente.
En concreto, los estudiantes que pueden examinarse en estas aulas (este año se habilitaron cuatro) son aquellos con alguna discapacidad física, visual, auditiva o cognitiva, o que requieran otros apoyos, como puedan ser un mobiliario concreto por problemas físicos o dispositivos no permitidos en el resto de condiciones. También se atienden situaciones tan curiosas como, por ejemplo, el hecho de que un alumno requirió ayer este departamento al haberse partido el brazo derecho y no poder escribir. “En este caso, se le ha facilitado que utilice un ordenador”, explicó el responsable. Además, también se aportan todos los mecanismos que necesitan los jóvenes, como traductor de lengua de signos u otros dispositivos, para garantizar la igualdad de oportunidades. Asimismo, se les permite 45 minutos más para llevar a cabo las pruebas.
Por otra parte, el vicerrector de Estudiantes de la Universidad, José Manuel García Fraga, destacó que unos 400 alumnos se presentan a la EBAU solo para subir nota. En cuanto a los grados más demandados, citó Medicina, seguido de otros de Ciencias de la Salud, Magisterio Infantil y de Primaria y Derecho. Por último, el responsable de la ULL negó que en Canarias sea más fácil aprobar este examen que en otras comunidades autónomas, como se cuestionó hace unos meses.
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