superconfidencial

Dios y la Virgen

Ahí les va una del Puerto. Antañazo, el Gran Poder de Dios era la imagen que más veneraban los portuenses. Es un Cristo sin cruz ni latigazos, de cara apagada y pálida, vestido y como distante, más viejo que el tradicional Cristo azotado a los 33 años, que llegó a la ciudad de mil maneras; eso lo sabrán mejor los historiadores y las archiveras. Pero desde hace ya algunos años el jolgorio pescador, que se traducía incluso en insultos cariñosos a la imagen del Carmen -si es que un insulto puede ser cariñoso-, ha sustituido a la devoción por El Viejito y la fiesta de la Virgen del mar se ha hecho grande, sobre todo por la embarcación de la imagen, guapísima. A pesar de que lo intentaron durante años, los costaleros no pudieron tirar al agua al alcalde Marcos Brito, paz descanse, que se agarraba al manto de la Virgen como una lapa para no caer al mar, enchaquetado y encorbatado, empujado por los fans, generalmente cargados. Los equilibrios del alcalde los captaba siempre Manolo Artiles con sus cámaras. Manolo imitaba muy bien la forma de hablar de Marcos, que fue un gran alcalde (tres o cuatro veces accedió al cargo en su vida política) y una persona decente. Cómo nos acordamos de la gente muerta. Una vez, el Consorcio de Tributos me embargó indebidamente un coche, cuyo impuesto de rodaje yo ya había pagado. Se lo comenté a Marcos y mandó a abonarlo de su bolsillo, sin yo enterarme. Así actuaba este hombre entrañable, al que el Puerto tiene que dedicarle una calle, o un busto, más pronto que tarde. Digo que en mi pueblo la Virgen ha sustituido a Dios y así el Gran Poder ha pasado casi al olvido, mientras la gente grita, bebe, da vivas a la Virgen del Carmen e intenta echar a Lope Afonso al agua, todavía sin éxito.

TE PUEDE INTERESAR