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Compromiso e identidad en la obra de Mónica Rodríguez Medina, ‘Cortijos, pastoreo y queserías’

La fotógrafa Mónica Rodríguez Medina presentó su obra 'Cortijos, pastoreo y queserías' en el V Festival de Lana de Canarias
Inauguración de la exposición Cortijos, pastoreo y queserías. V Festival de Lana de Canarias.
Inauguración de la exposición Cortijos, pastoreo y queserías. V Festival de Lana de Canarias.
Inauguración de la exposición Cortijos, pastoreo y queserías. V Festival de Lana de Canarias.

Por Rafael C. Gómez León, maestro y director de la revista ‘El Pajar’

NOTA. Intervención del autor de este artículo en la inauguración de la exposición Cortijo, Pastoreo y Queserías, que tuvo lugar la Casa de la Juventud de La Orotava el pasado 18 de junio en el marco del V Festival de Lana de Canarias.

En primer lugar quisiéramos agradecer a los organizadores de este V Festival de Lana de Canarias por invitarme a la presentación de la obra de la fotógrafa Mónica Rodríguez Medina que bajo el título de Cortijos, pastoreo y queserías, hoy tenemos la oportunidad de disfrutar de estos retazos sobre la “cultura pastoril” de la isla de Gran Canaria en la Casa de la Juventud de la Villa de La Orotava. Nos gustaría apuntar, antes de desarrollar nuestra presentación, que la palabra “cortijo” o “cortijos”, que no solemos encontrar en las islas de nuestra provincia (Santa Cruz de Tenerife), está presente; sobre todo en la islas orientales. Es un vocablo de origen andaluz que se utiliza para designar una finca de gran extensión de terreno con casa y de un solo propietario. Este topónimo suele aparecer unido con un antropónimo o un nombre de un lugar. A modo de ejemplo citamos algunas de las queserías que en la actualidad desarrollan la actividad en Gran Canaria y que toman “cortijo” como identificación: “Cortijo de Caideros”, “Cortijo de Pavón”, “Cortijo de Galeote” o “Cortijo El Montañón”.

Mónica Rodríguez Medina es una fotógrafa experimentada y comprometida con el medio que le rodea. Su manera de mirar y reflejar esa realidad ha quedado plasmada en multitud de proyectos fotográficos ligados al medio rural como el que hoy nos ocupa: Cortijos, pastoreo y queserías. (Casa del queso de Montaña Alta). Cada iniciativa o proyecto de trabajo en el que se ha visto o se ve inmersa, Mónica, tienen un denominador común; el compromiso con nuestras señas de identidad. Señas que nos hacen grande como pueblo pero que, en muchas ocasiones, tienen serias dificultades para coexistir en esta sociedad moderna que evoluciona a gran velocidad devorando todo aquello que encuentra a su paso. Los protagonistas de estas realidades, de estas culturas “cuasi” marginales; esas mujeres y hombres que de generación en generación han mantenido vivos usos y costumbre, culturas heredadas de sus ancestros que con dificultades y en muchas ocasiones con escaso reconocimiento se han abierto un hueco esperanzador en esta sociedad “moderna” y “arrolladora en ocasiones”. Sociedad que da poca o escasa importancia a esas realidades que nos hacen diferente -“actos de dudoso tipismo”, programas de TV o radio con poco rigor informativo, instituciones que no se implican…”- y que nuestra fotógrafa, Mónica Rodríguez Medina, a modo “de notaria de una realidad que le ha tocado vivir”, ha certificado momentos, improntas de una cultura no siempre reconocida y por el contrario, en ocasiones hasta perseguida.

¡Felicidades por este excelente trabajo que hoy podemos disfrutar aquí, en nuestra Villa! Cuando me propusieron presentar esta exposición, Cortijos, Pastoreo y Queserías. Me vinieron a la mente algunos recuerdos que ya superan con creces, las cuatro décadas y que leyendo algunos apuntes biográficos de nuestra fotógrafa me veo de alguna manera reflejado, “retratado” e incluso identificado con la afirmación que hace de su labor de campo: “Una de las mayores satisfacciones de mi trabajo es que me ha permitido conocer y compartir infinidad de momentos con los informantes…”. A lo largo de algunas décadas numerosas han sido los colectivos que han desarrollado acciones importantes en este campo (C.C.P.C., Colectivo Cultural Valle de Taoro, Escuela de Folclore de Gran Canaria, Grupo Folclórico de Magisterio…). Pero lo que sí podemos hacer, nuestra sociedad, cada uno desde nuestro ámbito social, profesional, político,… ¡Y eso está en nuestras manos! Es el seguir trabajando para que en las escuelas y colegios, institutos y universidades, ayuntamientos, cabildos y gobierno autónomo; entidades sociales y culturales… fomente, propicie, ayude y cree espacios donde nuestra cultura popular, nuestro patrimonio cultural y etnográfico, el patrimonio intangible… tenga cabida en el currículum y sea objeto de estudio, reconocimiento y de puesta en valor. Somos conscientes de que se están dando pasos y son numerosas las instituciones públicas y privadas las que cada día más, se suman a este objetivo. El V Festival de Lana de Canarias es un ejemplo claro de ello. El acercar y dar a conocer “nichos” de cultura popular ancestrales tienen cabida en el siglo XXI y que no están reñidas con la aportación de nuevas vías para mantener vivas estas técnicas, usos y costumbres de antaño.

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