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La maldición de las ‘No cortadas’, una bendición frente a la Mutilación Genital Femenina

La activista ha señalado que en las ceremonias es común que una niña de las clases más vulnerables "sea asesinada y sacrificada para complacer a los dioses"
EUROPA PRESS

Natalie Robi Tingo nació en la comunidad rural de Kuria en Kenia, donde las niñas son obligadas a casarse con hombres mayores o son víctimas de violencia o incluso de sacrificios a los dioses y uno de los países donde se practica la Mutilación Genital Femenina (FGM por sus siglas en inglés), por lo que Tingo fundó la asociación ‘Msichana Empowerment Kuria’ con el objetivo de “crear un lugar seguro para las niñas”.

“Cuando era niña deseaba que llegase el día de mi ceremonia de circuncisión, el día que me convertiría en una mujer y traería honor a mi comunidad y mi familia”, ha señalado Tingo en una entrevista con Europa Press.

La activista ha señalado que además, durante estas ceremonias, es común que una niña que provenga de las clases más vulnerables, “sea asesinada y sacrificada para complacer a los dioses”. “Yo ansiaba el día en el que cabras y vacas fueran sacrificadas en mi honor pero finalmente no me cortaron por la influencia de mi madre y crecí con el estatus de ‘No Cortada’. Era una maldición y no se me permitía participar en las actividades de la comunidad de las chicas cortadas”, ha relatado.

La Mutilación Genital Femenina supone la realización de cortes en los genitales femeninos por razones no médicas, lo que causa, según Tingo “un dolor inimaginable para las niñas”. Además, la activista denuncia que en el 80% de los casos, el dolor no acaba tras el corte, sino que las chicas “reviven el trauma mediante la cicatriz que deja unos efectos muy peligrosos para su vida” y en la mayoría de los casos, a la operación le sigue el proceso de un matrimonio forzado con hombres “dos veces mayores que las niñas, que pagan por ellas el precio de una gallina para tenerlas como esposas”, ha lamentado.

Tingo critica que mientras que las comunidades rurales “glorifican” este proceso y cuentan lo “honorables” que serán las chicas tras la mutilación, ella aprendió sobre los “efectos devastadores” que esta operación tiene sobre ellas lo que, según asegura, le “rompió el corazón” y “agravó” su ira contra su comunidad.

“No podía creer que a todas las chicas como yo les habían mentido, forzado a sufrir una práctica que las daña para el resto de su vida, sin tener en cuenta que no está permitido ni llorar durante la operación porque es un signo de cobardía”, ha relatado.

Por ello, con 19 años, Tingo fundó ‘Msichana Empowerment Kuria’ con el objetivo de crear un “lugar seguro” para las niñas. La activista ha explicado que ‘Msichana’ es la palabra en suahili para designar a las ‘Niñas’ tras la mutilación, mientras que aquellas que no son cortadas son calificadas con el peyorativo ‘Omosagane’ (las No Cortadas) y son consideradas “menos que nada”.

“Vendí mi ropa para comprar los primeros 50 paquetes de compresas y los primeros 50 pares de ropa interior y poder hacer que las niñas permanecieran en el colegio de mi comunidad durante la menstruación, les di lecciones de higiene durante los días del período y les conté lo poco que sabía de lo que en verdad era la Mutilación Genital Femenina”, ha señalado.

Así, Tingo pasó de instruir a 50 chicas a trabajar con más de 30.000 miembros de diferentes comunidades de Kenia para compartir sus descubrimientos y abandonar la práctica de la mutilación a través de la demostración de sus efectos perjudiciales. “Me presento ante ellos como su hija, su hermana y el modelo a seguir al que le dieron una oportunidad en la vida porque alguien luchó por mi. Ahora yo lucho por mis hermanas”, ha apuntado.

ACTIVIDADES DE LA FUNDACIÓN Y LEADERSHIP DAYS

Las actividades que realiza la organización de Tingo, ‘Msichana Empowerment Kuria’, se estructuran en torno a tres pilares fundamentales: educación, defensa de la comunidad y habilidades o ‘mentoring’.

Así, desde el punto de vista educativo, la organización cuenta con un programa que busca dar a conocer la literatura para un total de 300 niños con edades comprendidas entre los 8 y los 14 años que atienden de forma semanal a estos talleres extraescolares en los que se busca a través de cuentos y relatos, “paliar” las brechas de desarrollo entre los niños y ayudarles a comprender sus derechos y valores, al tiempo que se busca “desmitifcar”, según Tingo, prácticas culturales como la mutilación genital, el matrimonio forzado o el abuso.

Asimismo, ‘Msichana Empowerment Kuria’ busca facilitar “una estructura de diálogo” para todos los integrantes de la comunidad en la que se busca “romper con las normas sociales que son perjudiciales”. La fundación ha organizado también diversos eventos como las olimpiadas ‘End FGM community’ (Acabar con la comunidad de la Mutilación Genital Femenina) con el objetivo de expandir las historias a varios pueblos donde lograron reunir a más de 5.000 asistentes.

De igual manera, la fundación colabora con el programa ‘NAWEZA’, diseñado para otorgar una experiencia de empoderamiento a las niñas, basada en los daños de la MGF. El programa se divide en 16 semanas de sesiones para un total de 60 niñas repartidas en grupos de 5, 6 o 7 para dialogar con los temas que prevalecen en la vida de las jóvenes Kuria.

“NAWEZA ofrece un sitio seguro para que las niñas sean ellas mismas, a través de una experiencia recreacional y educacional mediante interacciones positivas. Buscamos mejorar sus habilidades para tomar una mejor decisión, inspirarlas a que sean fuertes y tengan una imagen propia positiva y ganar confianza en su vida diaria.

Tingo ha sido seleccionada como una de los 16 jóvenes líderes que participaron el pasado mes de junio en las Jornadas Europeas de Desarrollo, centradas en la igualdad de género, el empoderamiento y la participación de mujeres y niñas en el desarrollo sostenible.

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