La mujer de 34 años que la semana pasada fue arrastrada por un tiburón en el noroeste de Australia mientras lo alimentaba ha contado a los medios el estremecedor momento que casi le cuesta un dedo.
Melissa Brunning se encontraba de vacaciones en el mencionado país, concretamente, en la bahía de Dugong, donde trataba de alimentar a cuatro tiburones nodriza que se encontraban detrás del yate turístico en el que esta navegaba.
Según ha asegurado Brunning, el escualo de dos metros de largo succionó su dedo índice como si “fuera una aspiradora”, en un entorno donde los tiburones y los cocodrilos marinos pueden llegar a medir unos siete metros de largo.
“Creo que el tiburón estaba tan conmocionado como yo. La única manera de describirlo es que la presión era inmensa y yo tenía la impresión de que el tiburón estaba destrozando mi dedo hasta el hueso”, explica la mujer sobre la traumática experiencia.
Sin embargo, lo que supuso para la afectada un susto de muerte y la posible pérdida del miembro, acabó con una fractura, un ligamento roto y una infección severa. “No fue culpa del tiburón en absoluto”, declara Brunning, y añade que ha aprendido “a respetar a los animales marinos, a mirarlos con admiración, pero a dejarlos solos”.