De pena. Da vergüenza ver los bancos de piedra de la avenida de Anaga sucios y pringosos, con una capa de mierda y un aspecto que repele a la vista y, con toda seguridad, es motivo de rechazo de propios y extraños.
Dada la avenida de que hablamos, la que se topan los cruceristas al llegar a la capital tinerfeña y la que frecuentan numerosos andariegos con el colesterol alto, deportistas, ciclistas y vecinos amantes del paseo, estos bancos están pidiendo a gritos al Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife una limpieza a fondo con zotal para dos cosas: para que la gente pueda, al fin, sentarse en ellos sin repelús y para que el visitante no piense que somos unos hediondos.