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Problemas y conflictos

España es un curioso país. En las encuestas del CIS de julio de 2018 sobre los principales problemas de España, se sitúan en los cuatro primeros

España es un curioso país. En las encuestas del CIS de julio de 2018 sobre los principales problemas de España, se sitúan en los cuatro primeros, de forma estable y decreciente, el paro, la corrupción, los políticos y partidos y la economía. Concentran la preocupación y mantienen una sólida relación. Traducen el desencanto hacia un entorno que no funciona. En el segundo grupo y hasta el puesto diez, la inmigración, que ya destaca con fuerza, la sanidad, problemas sociales, pensiones, calidad del empleo y educación. En el puesto 11, Cataluña, con el 6,3% de atención. Justicia, vivienda, valores, inseguridad y juventud. Solo en el puesto 17 aparece la violencia de género. Siendo así la parte racional de la sociología, aparecen en conflicto emocional temas que debemos entender como maniobras de distracción, de las concesiones hechas por el Gobierno a sus socios separatistas y podemitas. Sustraen la atención de lo importante.

Le sumamos la mecánica alegal de los reales decretos. Seis en los tres primeros consejos de ministros, consejo TVE, protección de datos, oferta de empleo público, sistema nacional de salud, programa de empleo y violencia de género. Dos más en marcha, afectando la Ley de Estabilidad Presupuestaria y la desafortunada Ley de Memoria Histórica. Con reales decretos contra la Constitución, Leyes Orgánicas, Código Civil y Concordato internacional con el Estado Vaticano. Como señala Sosa Wagner de la Constitución alemana de Weimar, cayó por su ejecutivo legislando ajeno al parlamento y desconectado de la democracia. Siguieron crisis económica, populismo y guerra.

Un cuadro complejo e ingobernable. Empezando por el real decreto de violencia de género. Que además de modificar el Código Civil y la patria potestad, ya nace con el vicio de la discriminación positiva. De actualidad el caso de la actriz Asia Argento, líder del MeToo, que mantuvo relaciones aprovechadas con Weinstein y dio lugar al escándalo con el menor de 17 años. Jimmy Bennet, el actor abusado, le aplicó la técnica al revés y ella le indemnizó con 380.000 dólares. Cuando se rompe la igualdad pasa como en Cataluña. Hacia una situación de no retorno. Inutilizado el parlamento y en la estrategia del conflicto. La batalla del lazo amarillo, traslada el conflicto a la calle y sedes públicas, y con ello se abre la brecha social. Sostienen al Gobierno en Madrid, por lo que sus contradicciones se amplían al poder judicial y hacia Europa.

Como todo hay que pagarlo, más empleo público, radiales, pensiones, sanidad, autonomías, se fuerza la Ley de Estabilidad Presupuestaria, sin acuerdo en el Senado y expandiendo la inseguridad jurídica. La Ley de Memoria Histórica de Zapatero ya forzó el pacto de la Constitución del 78. Es difícil entender el significado de la guerra civil española, “donde nos matamos unos a otros”. César Antonio Molina dice que fue “un error irreparable cuyo arrepentimiento hoy es inútil”. La República pereció en ella. No es de recibo revivir a Franco y pretender, como Orwell en 1984, resolver el conflicto montando una Comisión de la Verdad y reescribiendo la historia. Borrell decía que los inmigrantes son sólo unos pocos. Recibimos con televisión y derechos a los 600 del Aquarius y Marlaska expulsa en caliente a los de Ceuta, bajo la orden de los quiero fuera ya, aprovechando el acuerdo de 1992 con Marruecos y los dineros de Europa. La política de fronteras no se hace con el efecto llamada. La misma irresponsabilidad que vemos con el islam, que no es asimilable. Les dejamos ocupar el espacio público con fines religiosos y no les aplicamos los valores de Europa. En Suecia y Dinamarca empiezan a aplicar la reciprocidad. Preocupantes derivas de nuestras democracias.

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