Hay quien dice que para los canarios coger un avión es como coger la guagua. La realidad geográfica del territorio en el que vivimos nos hace estar mucho más familiarizados con este medio de transporte que en los territorios continentales. Desde pequeños nos acostumbramos a volar para ir a ver a la familia, pasar las vacaciones o para temas menos triviales como ir a un médico especialista.
Por ese motivo, aquellos que sufren el miedo a volar viviendo en Canarias se sienten también más limitados en su día a día, ya que las opciones para desplazarse se reducen y no siempre son cómodas o tan rápidas como hacerlo en avión.
El miedo a volar
Se calcula que aproximadamente el 25% de la población tiene miedo a viajar en avión. Es un temor que puede ir desde sentir cierta inquietud en algunos momentos del vuelo a convertirse en un miedo completamente incontrolable. Esto último se denomina aerofobia y es hoy en día una de las fobias más comunes a nivel mundial.
El miedo a volar puede afectar a cualquier persona en cualquier momento de su vida. En algunos casos, a pesar de haber volado mucho a lo largo de su vida, puede despertarse esta fobia de la noche a la mañana e, incluso, llega a suponer que dejen de volar, con las consecuencias que esto puede tener para, por ejemplo, el desarrollo de su trabajo.
¿Cómo se supera?
Binter tiene una larga experiencia en la realización de los cursos de Volar sin Miedo, que tienen un índice de efectividad superior al 90% y están dirigidos a aquellas personas que son incapaces de tomar un avión por los problemas de ansiedad y el malestar que sienten debido a su fobia a volar.
Los cursos se realizan en Canarias y cuestan 280 euros, un precio muy asequible para la oferta que hay en el mercado. Cada edición tiene una duración de dos días e incluye una parte más teórica y otra práctica. Se empieza trabajando la preparación psicológica, tanto anterior al viaje como durante el vuelo. Aquí, los alumnos conocen el proceso emocional que vive cada uno de ellos y aprenden técnicas para hacerle frente.
Además, se les facilita una información más técnica sobre el avión y el vuelo, que ayuda a desmontar muchos de los argumentos tras los que se esconde la fobia.
El principal objetivo del equipo de instructores es ayudar a los participantes en el curso a conocer cuándo y cómo aparece el miedo y qué síntomas provoca. Después, combinando técnicas de diagnóstico individual y apoyo colectivo, les ayudan a perder su fobia a volar y a sentirse más cómodos y seguros durante el vuelo.
Además, se informa de diversos aspectos relacionados con la preparación de un vuelo, su realización y la aeronáutica, como la información meteorológica, la formación de pilotos y tripulantes de cabina de pasajeros, la prevención de situaciones de emergencia o el diseño y la fabricación de una aeronave, entre otros.
Como colofón a todo lo aprendido y con el objetivo de vivirlo por primera vez de la mano de los instructores, los asistentes al seminario también viajan en un vuelo real interinsular de Binter.
Se realiza un primer trayecto, donde tanto el piloto como las psicólogas les ayudan a poner en práctica lo aprendido durante el curso para relajarse y superar el miedo al avión. También es un buen momento para resolver aquellas dudas que puedan surgir y que no aparecieron en la parte más teórica.
Una vez en el destino, se participa en una comida y posteriormente se realiza el vuelo de vuelta, donde los instructores aseguran que ya se aprecia una importante mejora en la mayoría de los asistentes.
Gracias a esta iniciativa, Binter ha ayudado a muchas personas a superar su fobia a volar o a afrontar con más tranquilidad el proceso de un vuelo.
Instructores especializados
Los cursos de Volar sin miedo son impartidos por un equipo multidisciplinar compuesto por psicólogos, pilotos, tripulantes de cabina y personal de empresas del Sistema Binter, capaces de transmitir a los alumnos el conocimiento, las técnicas y la confianza necesarias para volver a volar de nuevo.
Son muchos los testimonios de aquellos que han conseguido superar su fobia a volar, asegurando incluso haber “recuperado la llave de su libertad”, según destaca el equipo de instructores. Anécdotas hay muchas, cuentan, pero el mejor ejemplo de la efectividad del curso es un alumno que llevaba más de 40 años sin salir de la isla en la que reside y que no podía ni pisar el aeropuerto. Tras hacer el curso, no solo ha vuelto a volar, sino que viaja continuamente.
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