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Distopías líquidas

Una distopía es una sociedad ficticia causante de la alienación moral de sus ciudadanos. Dos ejemplos reconocidos, Un mundo feliz de Huxley y 1984, de Orwell, escrito luego de volver de los horrores de la Cataluña republicana de la Guerra Civil española. El término “líquido” en la acepción de Zigmunt Bauman, para describir situaciones que se acomodan al recipiente. Fenómenos como el “gradualismo” de Macri, visualizan la inconsistencia entre una política real y su discurso. El pensamiento mágico acaba determinando el sentir de los populismos. Asociados al virus del gasto público, que dificulta el ejercicio de políticas sensatas. Hoy valoramos la actualidad situados en la frontera de nuestras “distopías líquidas”.

La “prostitución”, el más viejo de los oficios, reduce violencia de sexo y social. Se ejerce en Europa bajo tres modelos, el “abolicionismo”, ilegaliza comprar sexo, pero no venderlo (Suecia, Noruega, Islandia). El “prohibicionismo”, prostitutas y clientes criminales y el “regulacionismo” (Países Bajos y Alemania), la califica legítima con derechos y acceso a salud, justicia y hacienda. Su ejercicio voluntario en España no es delito, ni se prohíbe en el Código Penal. Ofrece publicidad diaria en periódicos y medios. Dimitieron a la Directora General por publicar en el BOE, una Asociación no prohibida y difícil de ilegalizar, que Colau apoya. Con las leyes secas manda Al Capone.

La “gestación subrogada”, puede ser parcial o plena según la madre gestante aporta el óvulo en inseminación artificial o se lo implantan in vitro, normalmente del padre “gestante”. En España está prohibida, por lo que solo pueden permitírsela los pudientes, entre 50.000-150.000 euros. India, Ucrania, Georgia, Nepal y Rusia, centran la demanda española. Retenidos en Ucrania 30 hijos de españoles, por indicación de la nueva administración. La “educación diferenciada”, la acaba de consolidar el fallo del Tribunal constitucional. Admite segmentar la educación de grupos por sexo para mejorar la enseñanza. Los mejores países del PISA, la incorporan bajo múltiples finalidades que mejoran la integración de la diferencia. Ambas en la dialéctica feminista y con 17 “taifas”.

La “memoria histórica” está en el marketing. Forzada por quienes pretenden, 80 años después, reescribir la guerra incivil. Sobre cuyo acuerdo se soporta la amnistía y constitución del 78, su forma de estado y pacto social. Configurarla por quienes no creen en la nación o la fagocitan, es una parodia. La “estructura familiar” ha dado un vuelco. Las pensiones suman 9,6 millones de beneficiarios, el 20% de la población que recibe el 12% del PIB. En contraste la fertilidad desplomada. Contentar a los pensionistas sin consolidar sus recursos abre una brecha de inestabilidad. La “inmigración”, necesaria ante el desplome de la natalidad de Europa, ha pasado a ser el primer problema de la UE. Nacionalidad, papeles y sanidad universal, complican la solución. Debe ser legal e integradora. En España de dominancia hispana.

El “procés català” ya entró en vía no recuperable. Lo señala Marlaska al dejar los lazos amarillos del procés en la calle. En Europa no caben 100 naciones, cuando 27 no pueden. El Brexit y Trump han huido hacia adentro, cuando el problema es global. Hasta con la gestión de los “usos horarios” y las “ventas de armas” se lían.

El cierre de agosto identifica la desaceleración económica, producto del riesgo catalán y de la inseguridad jurídica y económica de un gobierno sin apoyos, sin programa y subiendo impuestos. Los problemas ponen de relieve la complejidad de respuestas que debe asumir una sociedad abierta y avanzada. El adanismo con que se abordan, nos traslada a las “distopías líquidas” del título.

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