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El trabajador más veterano del Mundial

A sus casi 70 años, Rafa Seguí, responsable de los fotógrafos de la cita insular, ha trabajado en 12 Juegos Olímpicos y 16 Mundiales de Atletismo durante una vida dedicada a la fotografía y el deporte

Rafa Seguí es todo vitalidad. El jefe de los fotógrafos de este Mundial de Tenerife tiene tras de sí una historia digna de contar: exjugador de las categorías inferiores del FC Barcelona, fue uno de los protagonistas en la inauguración del estadio de El Alcoraz ante el Atlético de Madrid de Luis Aragonés y, como fotoperiodista, algo que ejerce desde los 14 años, ha estado presente en los últimos 12 Juegos Olímpicos, además de 16 Mundiales de Atletismo e innumerables campeonatos de baloncesto o natación.

Posee el carnet número siete de los jugadores veteranos del FC Barcelona, club al que perteneció en su equipo filial, antes de jugar en la SD Huesca, donde tuvo la fortuna de medirse ante el Atlético de Madrid: “Vino Luis Aragonés, era la inauguración del campo y ellos venían de perder aquella Copa de Europa ante el Bayern de Múnich”. Pero el fútbol no era el negocio actual, por lo que Rafa tuvo que ganarse la vida con algo. Ese algo sería la fotografía. Desde los 14 años era fotógrafo, dedicándose a ello de manera profesional y, como él mismo admite, habiendo tenido la “gran suerte” de vivir una etapa apasionante: “Hemos conocido todos los cambios sociales, políticos o deportivos y los hemos contado. También, hablo de fotógrafos y periodistas, con grandes cambios en nuestra profesión”.

Rafa comenzó su idilio con los Juegos Olímpicos en Múnich 1972, marcados por el atentado del grupo Septiembre Negro, que ejecutó a 11 atletas israelíes: “Obviamente, aquello difuminó todo. Múnich iba a transformar la medición de velocidades y distancias, que se iban a llevar a cabo de manera electrónica. Se acababa de este modo tener la cinta aquella de 8,30 metros para el salto de longitud y el palo de 2,20 para la altura. El atentado lo cambió todo, claro”.

Múnich daría paso a Montreal, unos Juegos marcados por “la incertidumbre” ya que la crisis económica estuvo a punto de hacer renunciar a la ciudad canadiense pero Moscú, en 1980, traería consigo un boicot de Estados Unidos y sus aliados, aunque nuestro protagonista vivió uno de sus mejores recuerdos como fotoperiodista: “La primera medalla para España en atletismo la logró Jordi Llopart en 50 kilómetros marcha. Habíamos tenido un día muy malo, cubriendo el balonmano por la mañana. Sufrimos luego un accidente en el autobús que nos llevaba y Alfredo Benito, fotógrafo de la delegación española, tuvo que ser hospitalizado. El compañero de EFE lo acompañó y tuve que hacer las fotos, casi solo en el estadio, con Llopart con una medalla. Fue histórico”.

Los de Los Ángeles 84, con boicot por parte de los países socialistas, los recuerda por “haber dormido muy poco” debido al sistema de transmisión de fotos: “Al ir cuatro o cinco horas por detrás del horario español estabas obligado a no dormir. Hacías la foto, la revelabas, hacías las copias y las enviabas. Cada copia en color tardaba en mandarse nueve minutos, eso si no pillabas interferencias. Claro, luego te encontrabas que a las 7.00 tenías que desplazarte 150 kilómetros para cubrir el remo, por ejemplo”. Aquella cita, triste en lo deportivo porque se dieron, por ejemplo, “medalla en jabalina diez metros por debajo del récord mundial” debido a la no asistencia de los países comunistas, permitió que en los 80 y los 90 el fotógrafo cobrara especial valor: “Los medios se dieron cuenta de la importancia de la imagen a la hora de contar una noticia. Empezamos a viajar mucho”.

Rafa sitúa a Barcelona 92 como el momento de cambio en los Juegos gracias a la figura de Juan Antonio Samaranch, presidente del Comité Olimpico Internacional (COI). Aquella cita, en la que formó parte del comité organizador, también cambiaría su vida: “Desde mi trabajo allí muchas federaciones, como la FIBA y la FEB en el caso de este Mundial, me comienzan a llamar para que trabaje con ellos. Samaranch logró una cosa: unificar a todos los países. En el palco el día de la inauguración podía verse a políticos de derechas junto a Fidel Castro”.

A partir de ese momento, nuestro protagonista trabaja para hacer más fácil el trabajo a los fotoperiodistas con la experiencia de saber a la perfección quién ha estado al otro lado, siempre muy cerca de los deportistas “los verdaderos protagonistas”. Cuando se le pregunta quién le ha impresionado más, responde sin dudar un solo segundo: “Carl Lewis. Era, realmente, el Hijo del Viento. Lo conocí bien. Era imposible hincharse de aire como él lo hacía, volaba, cuando llevaba 30 metros su desarrollo era total. Además, durante dos años se dedicó a hacer el golfo todo lo que pudo y más, pero cuando le pidieron que se preparara para otros Juegos Olímpicos, allí estuvo, logrando clasificarse con lo complicado que es hacerlo por Estados Unidos. No he visto a nadie correr como él”.

En el Pabellón Insular Santiago Martín ha instalado su lugar de trabajo. Es allí donde ha coordinado el organigrama de funcionamiento de los fotógrafos de los dos pabellones, algo que ya ha hecho anteriormente con FIBA: “Conoces a la mayoría de los medios que vienen y dirijo a algunas personas que están dentro de mi equipo de trabajo”. No pierde la ilusión porque, según dice, generalmente, encuentra colaboración de los fotógrafos: “Me tienen que perdonar los redactores, pero siempre he creído que un buen periodista deportivo si ve un partido pero no puede estar en el sitio exacto pero tiene un amigo y se lo cuenta, puede llegar a hacer una crónica maravillosa. El fotógrafo debe tener la fotografía y yo tengo que darle la oportunidad de tener la misma oportunidad que el resto de hacerla”.

Antes de despedirnos, es obligatorio saber de qué fotografía se encuentra más orgulloso, algo a lo que también responde casi de manera inmediata: “La del gol de Johan Cruyff al Atlético de Madrid con Reina de portero. La que más dinero me dio fue una que no tiene ninguna relación con el deporte. Fue en Argentina, cuando a las Madres de la Plaza de Mayo las llamaban las Locas de la Plaza de Mayo. Tuve la suerte de sacar la foto, porque en esta profesión hay un porcentaje muy elevado de suerte. La compraron mucho y, gracias a una entrevista que tuve con Juan Manuel Fangio, logré que dejaran de vigilarme, porque por la repercusión que tuvo, me vigilaron muy de cerca”.

Rafa volverá a estar hoy, en los cuartos de final de la Copa del Mundo, atento a todo aquello a lo que necesiten sus compañeros fotógrafos, acumulando experiencias tras 56 años captando para siempre aquellos momentos irrepetibles.

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