Luis Yeray Gutiérrez ya ha dado el primer paso y no hay sospechas de que alguien le vaya a poner la zancadilla. El secretario general del PSOE en La Laguna se postuló ayer a través de SER-Canarias como candidato a la alcaldía del tercer municipio de la comunidad autónoma. La próxima semana se inaugurará oficialmente el proceso de primarias, de conformidad con el calendario aprobado el 6 de septiembre por la ejecutiva regional. El 20 de octubre habrá elecciones internas para designar a los cabezas de lista al Parlamento, los cabildos y los ayuntamientos de más de 20.000 habitantes. En una entrevista concedida al DIARIO, el líder del partido en las Islas, Ángel Víctor Torres, expresó su opinión de que “lo natural” es que la máxima autoridad orgánica en cada ámbito territorial opte a un cargo público de su área de influencia, como Pedro Martín al Cabildo de Tenerife; Patricia Hernández, a la alcaldía de Santa Cruz, y él mismo a la presidencia del Gobierno canario. “Obviamente”, precisó, “cualquier militante podrá presentarse”. Así lo disponen los estatutos federales.
A día de hoy, Gutiérrez aglutina los apoyos mayoritarios del aparato y del ambiente que lo rodea. De hecho, desde que el 20 de enero accedió a la secretaría local, su perfil se ha ido reforzando y quien pretenda disputarle el cartel sabe que cuenta con escasas posibilidades e incluso esa persona corre el riesgo de salir chamuscada. La primera teniente de alcalde, Mónica Martín, ya se retiró de la carrera y dejó el camino expedito a las aspiraciones de Luis Yeray Gutiérrez. El entorno de Pedro Sánchez ha dado su bendición, con lo que, salvo que renuncie, ese será el bautizo de fuego de aquel. A su favor cuentan las cifras de afiliación, en alza: prácticamente en cada sesión de la ejecutiva lagunera ha entregado datos que corroboran la tendencia positiva. Pero en su contra juega el episodio del asalto a la sede del Legislativo cuando era un crío, en uno de esos días locos del carnaval chicharrero. Lo condenaron a un año y medio de prisión por dos delitos (allanamiento de un edificio público y atentado en concurso con una falta de lesiones a un policía nacional), además de una indemnización al agente. “Fue una cuestión personal”, se defiende. “Carezco de antecedentes penales”, sentencia.
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