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Real Zaragoza – CD Tenerife: un empate que sabe a nada

El CD Tenerife rescata un punto en el descuento tras un soberbio gol de Bryan Acosta, quien enmendó la monumental pifia que cometió Dani Hernández en el penalti que supuso el 1-0

Empate y gracias. No puede pedir más el CD Tenerife tras su visita a La Romareda, teniendo en cuenta que en el minuto 85 iba perdiendo. Pero la salvadora cabeza de Bryan Acosta enmendó la monumental pifia que Dani Hernández cometió al empujar a un jugador del Zaragoza en una acción sin sentido. Pero a pesar de la remontada, los blanquiazules siguen sin ofrecer signos de mejoría y apenas suman nueve puntos de 30 posibles. Obviamente están situados en la zona de descenso.

José Luis Oltra volvió a sus inicios con el once inicial que puso en liza en el campo de La Romareda. Regresó al 5-3-2, con Milla, Undabarrena y Acosta en la medular, además de Nano y Suso en ataque. Fue novedad en el once inicial Héctor Hernández, en sustitución del lesionado Samuel Camille.

El CD Tenerife se pasó la primera media de hora madurando el encuentro, bien posicionado en defensa, ordenado, juntando las líneas y sin pasar grandes sufrimientos. Sin embargo, apenas generaba gran cosa en ataque, por lo que había que dar un pasito adelante.

Y lo dio Suso en la acción de gol más clara de la primera parte. Corría el minuto 27 cuando Suso Santana superó por bajo a Cristian, pero Álex Muñoz salvó sobre la misma línea de gol.

Esta jugada despertó a los blanquiazules de José Luis Oltra. Bryan Acosta se echó al equipo a la espalda y el Tenerife pasó a dominar el encuentro, dispuniendo de alguna acción de peligro, como la que tuvo el catracho en el minuto32 con un golpeo con la zurda que se fue desviado.

En la recta final de la primera parte, el Zaragoza tuvo una ocasión. Pombo remató de cabeza en la última jugada del primer acto, pero la pelota se marchó desviada de la portería de Dani Hernández.

Así acabó la primera parte, que fue de buenas sensaciones para los blanquiazules.

Lo más interesante pasó al final

El segundo acto arrancó con un tremendo susto. Apenas se habían consumido dos minutos tras la reanudación cuando Dani Lasure se sacó un misil con la zurda que se estrelló en el travesaño de la portería de Dani Hernández. La Romareda gritó !uyyy! y los de Oltra suspiraron aliviados.

Fue la primera oportunidad de las varias que tuvo el cuadro maño, que saltó al campo con la clara idea de adelantarse en el marcador. A punto estuvo de lograrlo Zapater de cabeza, tras un saque de esquina, en el minuto 55. Fue el momento en el que el Zaragoza dio un paso adelante y el Tenerife se desmoronó.
José Luis Oltra tuvo que hacer el primer cambio obligatoriamente en el minuto 61, después de que Nano fuera cazado brutalmente. El punta, que había estado entre algodones durante la semana por un esguince de tobillo, pidió el cambio de nuevo con molestias en la misma zona. Entró José Naranjo al campo.

Nueve minutos después, quizás un cansado Suso le dejó su sitio al colombiano Joao Rodríguez, que ante el Lugo protagonizó algunos minutos de calidad. Naranjo y él serían las referencias ofensivas del equipo a partir de ese momento.

Pero ni el Tenerife ni el cuadro local, que sufrió por las muchas bajas que tenía en el once inicial, lograban crear peligro de verdad.

En los minutos finales una locura cometida por Dani Hernández desniveló la balanza a favor del Zaragoza. En una acción sin aparente peligro y en el minuto 86, el portero hispanovenezolano empujó descaradamente a un jugador contrario. El colegiado lo vio claro, al igual que el asistente, por lo que señaló la pena máxima. Javi Ros se encargó de lanzar, por el centro, el penalti, convirtiendo así el 1-0. En esa misma acción fueron amonestados el propio portero, Naranjo, Acosta y Carlos Ruiz.

Todo estaba dirigido para que el cuadro local se llevase el balsámico triunfo, pero en el tiempo de prolongación apareció la cabeza salvadora de Bryan Acosta para dejar las cosas tal y como estaban antes de la monumental pifia de Dani, es decir, en empate.

En una falta lanzada en el minuto 95 por Luis Milla, el mediocentro catracho entró como un avión para rematar con la testa el buen servicio de su compañero. El portero del cuadro aragonés no pudo hacer nada para evitar que el balón entrase en su portería.

Esa fue la última jugada de un partido que dejó un punto a dos equipos muy necesitados, un punto que no dejó contento a ninguno.

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