Vigo, a la vuelta de la esquina

Julio Verne se inspiró en su puerto para escribir uno de los capítulos de su afamada 20.000 leguas de viaje submarino, un capítulo entero dedicado a los galeones hundidos en la ría de Vigo, donde el propio escritor haría escala diez años después. Una escultura lo recuerda en pleno espacio portuario al que se puede acceder libremente. En él, una lonja de pescado (la mayor de Europa), astilleros que construyen cruceros a pie de ciudad sin mayor restricción que la de la elemental seguridad, restaurantes y marinas que hablan de lo que es una ciudad como Vigo, una ciudad portuaria, marcada por la ría. Allá donde se mire se puede ver como el como el mar la abraza y la mece. Con 300.000 habitantes, Vigo ofrece numerosos rincones en los que muestra sus encantos y en los que, curiosamente, a diferencia de otras ciudades, se homenajea a aquellos que contribuyeron a su crecimiento, poniendo su nombre a calles, rotondas, museos…

Conocer esta ciudad más de cerca y sus pequeños, pero también grandes tesoros como el de las Islas Cíes, es, desde hoy, un poco más fácil gracias a Binter Canarias. La aerolínea, que ya une Gran Canaria con Vigo dos veces por semana en un vuelo directo, sumará, a partir de hoy, dos nuevas frecuencias al unir también Tenerife con Vigo. De esta forma, Binter duplica las conexiones semanales con Canarias, ofertando cuatro enlaces semanales con el Archipiélago. A esto se suma que los pasajeros con destino a Vigo no tienen que pagar a parte el traslado entre Islas.

Los vigueses presumen de tener el mejor clima de toda Galicia, suave y con temperaturas agradables casi todo el año. Suelen comentar con ironía que solo llueve en La Coruña. También presumen de su envidiable ubicación en el mapa que los sitúa a apenas a 25 minutos en coche de la ciudad de Braga o una y media de Oporto, ambas en Portugal.

Además de un puerto de los más importantes de Europa y de contar con una de las industrias del automóvil que aún sigue siendo productiva, la ciudad también ofrece un pequeño casco histórico en el que las torres y las casas del siglo XVII son las protagonistas. Una visita obligada es la que lleva a la calle de las ostras, como se la conoce, porque si hay algo de lo que Vigo puede presumir ampliamente es de su gastronomía. En sus rías, aseguran, se crían las mejores ostras y mejillones de Europa.

Islas Cíes

Desde cualquiera de los miradores que rodean la ciudad de Vigo pueden verse uno de sus tesoros naturales, parque nacional, y en el que dicen está una de las mejores playas del mundo, la de Rodas. Se trata de las Islas Cíes. Un barco, en un trayecto de apenas 15 minutos desde el puerto de Vigo, traslada a los visitantes a un mundo en el que las gaviotas son las dueñas absolutas y la naturaleza se muestra imponente.
Monteagudo, O Faro y San Martiño, conforman este espacio en el que recuerdan a los visitantes que la basura se va de vuelta con ellos y que se visita la casa de las gaviotas, que por muy insistentes que sean reclamando comida (incluso robándola), los visitantes son los invitados y no al revés.

Varios senderos parten desde la playa que llevan a distintos niveles de la Isla. Un camping ofrece pernoctaciones, con el correspondiente permiso. El propio espacio ofrece un restaurante en el que el pulpo no falta en su menú. Otro establecimiento en el embarcadero ofrece almuerzos y una terraza en la que disfrutar del mar. Los valientes que se animen a bañarse podrán hacerlo en un agua que está sobre los 12 grados en esta época del año. Ya de vuelta a Vigo, la noche espera en una ciudad universitaria y un puerto que invita a disfrutar también de noche de sus encantos.

Los billetes para Vigo se encuentran a la venta desde hace semanas, un destino que incluso ha protagonizado los denominadas Bintazos y que permiten acceder a vuelos con precios especiales. Considerado por la compañía como un vuelo internacional, con el billete se adquiere el derecho de un completo servicio a bordo.