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Mejorando nuestro sistema electoral

La única forma constitucional y legal de votar la lista regional es con papeletas distintas en urnas distintas y con colores identificativos distintos

La única forma constitucional y legal de votar la lista regional es con papeletas distintas en urnas distintas y con colores identificativos distintos. Parece algo sencillo y comprensible por todo el mundo, pero nuestros partidos y nuestros políticos son capaces de encontrar varios problemas para cada solución; y aducen que si coinciden otras elecciones simultáneamente, los electores pueden confundirse o liarse con tantas urnas. Vamos, que nuestros partidos y nuestros políticos no parecen tener en mucha estima la inteligencia de los mismos ciudadanos a los que piden su voto, sin contar con que, además, los presidentes y los vocales de las mesas electorales están para informar y orientar a los electores, después de que ellos mismos hayan recibido información al respecto.

Uno de los efectos perniciosos de la ausencia de una circunscripción comunitaria canaria ha consistido en que nuestros presidentes del Gobierno no han sido votados por todos los canarios, sino exclusivamente por los electores de la isla en la que se han presentado, por lo que se ha promovido así la percepción social que considera a los presidentes canarios representantes de una isla determinada, en detrimento de las demás. Pues bien, la efectividad beneficiosa de la introducción de una lista regional en la solución de este problema haría necesaria otra medida complementaria, que solo podría adoptarse, claro está, por la vía consuetudinaria y de los covenants o pactos políticos fundamentales, al margen del texto estatutario: la inclusión de los candidatos a la Presidencia del Gobierno autonómico necesariamente en las listas regionales de sus respectivas fuerzas políticas, con su obligado correlato de un discurso político y unas campañas electorales de ámbito auténticamente comunitario, es decir, canario, y no exclusivamente insulares, con candidaturas practicando el séptuple lenguaje.

Los efectos cuantitativos en la composición parlamentaria canaria de la lista regional serían de un moderado reforzamiento de las fuerzas políticas con mayor implantación en las islas capitalinas, o sea, un aumento de la proporcionalidad del sistema. Es verdad que esta circunscripción regional nace con una modesta dimensión de nueve diputados, con lo cual no podrá aumentar significativamente esa proporcionalidad y aproximar el valor del voto de los electores entre sí, con independencia de la isla en que residan; un valor del voto que, por ejemplo, en el caso de un elector herreño es actualmente unas 18 veces superior al de un elector de Gran Canaria o Tenerife. Pero lo importante es su mera existencia, la aceptación de que la lista regional constituye uno de los elementos necesarios del sistema, que viene para quedarse y que puede desarrollarse y desplegar mayores efectos en el futuro.

En cuanto al chiste de que más diputados no suponen más gasto público, tiene una cierta gracia, pero la situación política isleña no está para demasiadas bromas.

Un aspecto olvidado de la reforma ha sido la conveniencia de establecer que el número total de diputados sea impar, como ocurre en otros sistemas autonómicos, con el objeto de evitar eventuales empates paralizadores. Pero ya vendrán reformas posteriores, todo no se puede alcanzar de una sola vez.

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