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“Rambo nos ha dejado el mejor regalo de Navidad posible, no lo esperábamos”

Agustín y Juan Carlos, los inquilinos del inmueble de Taco convertido en prostíbulo en la ficción, agradecen la oportunidad que les ha dado el rodaje de la película de Stallone para aliviar su situación
Juan Carlos y Agustín, en la habitación que fue habilitada para el rodaje de Rambo: Last Blood. DA
Juan Carlos y Agustín, en la habitación que fue habilitada para el rodaje de Rambo: Last Blood. DA
Juan Carlos y Agustín, en la habitación que fue habilitada para el rodaje de Rambo: Last Blood. DA

Incredulidad y asombro fue lo que sintieron Juan Carlos y Agustín, los hermanos gemelos residentes en una vivienda de la calle Alegranza, en Taco, cuando el jefe de localizaciones de Rambo: Last Blood les comunicó que Sylvester Stallone había elegido su casa para rodar algunas de las secuencias más importantes de la trama de la quinta entrega de la saga.

En precaria situación económica al no tener trabajo ni ingresos estables, estos hermanos vieron la luz con la llegada anticipada de un rey mago muy especial. La vivienda que ocupan desde hace nueve años se convirtió en el prostíbulo donde tienen recluida a la joven que John Rambo debe rescatar en esta ocasión.

Así, el equipo montó un set de rodaje transformando por completo la casa en un inmueble situado en la localidad mexicana de Puerto Peñasco, en donde Yvette Monreal, la actriz que da vida a la joven secuestrada por el cartel de los hermanos Martínez, se ve obligada a ejercer la prostitución.

Días después del rodaje aún queda rastro de la caracterización de la vivienda. Las paredes siguen pintadas de rojo y se mantienen algunos enseres alrededor del inmueble, pero lo que queda para Agustín y Juan Carlos es la ilusión y la esperanza.

“La vivienda no es nuestra, tiene su dueño, pero nosotros llevamos aquí nueve años y la tenemos lo mejor que podemos, la cuidamos dentro de nuestras posibilidades”, reconocía Agustín, que espera que les llegue algo del dinero que la productora se comprometió a abonar al dueño del inmueble.

“Para nosotros lo que ha pasado ya es increíble y nos llena de orgullo ver cómo el lugar donde vivimos saldrá en una película que se verá en todo el mundo, incluso mi hija, que vive en Australia, podrá verla aunque yo no salga en el rodaje”, explicaba Agustín mientras su hermano era requerido para ir a ganarse 10 euros buzoneando panfletos de un negocio cercano.

Agustín y Juan Carlos esperan ahora que se haga realidad el sueño que han vivido durante estos días. “Rambo nos ha dejado el mejor regalo posible, aún no nos lo creemos”, reconocía Agustín, a la vez que hacía una petición muy especial. “Sé que el dueño de la casa va a tener un detalle con nosotros, pero para mí lo más importante sería que nos pusieran el agua, porque es algo que necesitamos para poder vivir en condiciones dignas”, admitía un hombre que mostraba la humildad del necesitado y que reconocía que estaban “pasando apuros”.

De momento, el equipo de rodaje les dejó una caja de verduras y frutas, además de haberles instalado unas ventanas de madera nuevas y unas cortinas que han podido aprovechar. Esperan que en los próximos días les pinten la casa para dejarla como estaba y que la prosperidad que la película ha traído durante estos días al barrio de Taco no les sea esquiva.

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