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La historia de ‘Mordisquito’: de un atropello a una adopción

El perro abandonado se recupera satisfactoriamente en Valle Colino tras más de un mes ingresado y en breve será adoptado por quien le atropelló
Pablo Afonso y Montse, la veterinaria, con ‘Mordisquito’ hace unos días / DA

Las veterinarias de Valle Colino le han bautizado como Mordisquito por los mordiscos que salta al aire cada vez que recibe las curas. Es la historia de un perro, de esos que vulgarmente llamamos, con cierto desprecio, mil leches o chucho. Hace unas semanas estuvo cerca de morir atropellado en El Mayorazgo (Santa Cruz), cuando vagaba por un polígono inundado de concesionarios de coches. Lo que pudo ser en el último día de Mordisquito se convirtió en el inicio de una nueva vida, gracias al gesto solidario del causante de su atropello.

Se trata de Pablo Afonso, hoy empresario de una agencia de modelos y exfotógrafo de prensa, quien aquel día no pudo esquivar la presencia del asustadizo animal, que dejó malherido, con una pata quebrada sobre el asfalto. Pablo se bajó inmediatamente del coche, paró el tráfico y atendió a la víctima, mientras llamaba a la Policía para que se hiciera cargo del perro a través del albergue Valle Colino, en donde fue ingresado. “Tuve la mala fortuna de atropellar al perrito, se me cruzó de repente y no pude hacer nada para evitar hacerlo, el frenazo no sirvió para mucho ya que literalmente se metió debajo del coche”, explica Afonso como sucedió el atropello.

Pablo Afonso dejó de cubrir la agenda que tenía ese día y se acercó a Valle Colino, donde una veterinaria  le dijo que las posibilidades de que el perro salvara la vida eran escasas, y que en todo caso le iban a quedar secuelas del atropello. “El pobre perro, por cierto, abandonado, ni tiene chip ni nadie lo ha reclamado en ningún centro veterinario ni centro de acogida”.

Día a día, Pablo Afonso ha ido preguntado por la recuperación del perro y hace unas semanas se mostraba más aliviado al saber que salía para adelante:  “Me ha dado una gran alegría al ver que me lo han sacado caminando, verle andar en sus cuatro patas ha sido como un subidón de adrenalina y he recuperado la esperanza de que se mejorará del todo”, comenta.

El perro abandonado que sufrió el atropello lleva más de un mes recuperándose de sus heridas en Valle Colino. / DA

Esta semana ha vuelto a visitarle y ya con el ánimo de ser él mismo quien termine adoptándolo, “algo que se debería hacer con los cientos de perros maravillosos que hay en Valle Colino, en lugar de comprar mascotas”, afirma Afonso, que agradece el trabajo realizado por las veterinarias del centro, “en especial de Montse, que le ha salvado la patita y, posiblemente, la vida”.

Pablo se emociona cuando relata el último encuentro de hace unos días con Mordisquito: “A pesar de que lleva más de un mes ingresado, no parecía tener ganas de salir, mucho miedo a todo incluso a mí, como recordando el día del atropello, pero a los cinco minutos ya empezó a disfrutar del paseo y coger confianza, tanta que no paraba de dar besos. Un día maravilloso, pero con la pena de tener que dejarle otra vez en el albergue, despedida triste porque ya le coges cariño y deseando que llegue el próximo día para ir a sacarlo a pasear otra vez. Quiero dar las gracias a Patricia, la responsable de Valle Colino, a todo el personal voluntario, los veterinarios por los cuidados de los animales y especialmente a Montse por atender a Mordisquito en los primeros momentos”.

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