el charco hondo

El apretón

Hoy sabremos si Sánchez hace de Sánchez, de presidente del Gobierno o de secretario general de su partido. Si elige hacer de Sánchez, dejará que el amigo imaginario al que alude en las entrevistas (cuando habla de sí mismo en tercera persona) siga a lo suyo; y lo suyo, lo suyo de Sánchez, no es el partido, lo suyo es él y ese pensamiento único que se resume en sumar horas, días, semanas y meses como presidente. Aunque su trayectoria anima a pensar que hará de Sánchez, cabe que opte por ejercer como presidente del Gobierno, que acepte que no se dan las condiciones para gobernar el país y haga lo que debió hacer cuando meses atrás una mayoría parlamentaria decidió que el PP debía pasar a la oposición, encargándole a Sánchez que se hiciera cargo los meses que hacían falta (ni uno más) para evitar un vacío y promover una convocatoria electoral. Si hace de presidente quedará saber si, ya lanzado, también hace de secretario general, y deja caer el telón de una presidencia que está triturando a los socialistas, en general, y a sus candidatos autonómicos y locales, en particular; decisión que, si es que hace de secretario general, deberá rematar convocando elecciones generales en abril. ¿Porqué a los candidatos socialistas les interesa que las generales sean antes de mayo? Hay dos formas, y alguna más, de responder a esa pregunta, solemne o coloquialmente. Si se opta por la solemnidad, dígase que si finalmente condena a los propios al mega-domingo, millones de españoles aprovecharán esa mañana para castigar a Sánchez y, por no quedarse a medias, extenderán ese castigo a sus candidatos. Hay otra forma de contarlo, algo escatológica, es cierto, pero bastante gráfica. La cosa va como sigue. Millones de españoles tienen un apretón, necesitan ir al baño con urgencia porque estos meses han sido indigestos, quieren aliviar esa sensación que traen consigo los apretones, ese no llego, qué va, no llego. Si las generales son finalmente en abril, millones de españoles a quienes les va la vida en encontrar un baño para sacudirse el cabreo podrán por fin dejar que el cuerpo haga de lo suyo, y si logran desahogarse en abril, llegarán al mayo electoral con otra actitud, aliviados porque ya hicieron lo que debían y, entonces sí, podrán votar a sus alcaldes o presidentes autonómicos sin que el apretón elija las papeletas, ya sin instinto de castigo o desahogo, dejando que sea la cabeza y no ese movimiento violento de los intestinos (que provoca una necesidad incontenible de evacuar) el que vaya a votar o se quede sentado en el sofá. Que voten con o sin apretón depende de si hoy Sánchez hace de Sánchez, de presidente o de secretario general.

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