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Maduro, enjaulado y vestido de butano

Me puedo imaginar al tirano Maduro, vestido de color butano, encerrado en una jaula, en Guantánamo

Me puedo imaginar al tirano Maduro, vestido de color butano, encerrado en una jaula, en Guantánamo. El consejero de Seguridad Nacional USA le ha advertido que o se manda a mudar a una playa tranquila o tendrá otra playa, pero cerrada con rejas, en Guantánamo, donde se reúne la elite del terrorismo mundial. Si el tío de Seguridad USA quiere un consejo, que se lleve también al narco Diosdado Cabello y así librará al mundo de una buena parte del tráfico de drogas que parte de Venezuela y se distribuye en varios países, entre otros los Estados Unidos. Así que si los encierra a ambos matará dos pájaros de un tiro y, de paso, pondrá de moda el color butano. Fíjense la bestialidad del Gobierno de Venezuela que enviaron a la policía política a la casa de Guaidó, preguntando por su esposa. Se mandaron a mudar los agentes cuando los vecinos del presidente encargado alertaron a éste, que regresó a su casa cuando la policía ya había huido. Pedro Sánchez, que lo hace todo en diferido –para él, el directo no existe—, reconocerá a Guaidó el lunes, supongo que de acuerdo con varios países de la Unión, cuyo Parlamento ya lo ha hecho. Pero yo espero ver esa imagen de Maduro arrastrando la bola de preso, con el pijama naranja y un yanqui susurrándole al oído canciones de amor. Al fin y al cabo, él se lo ha buscado. Trump, para acercar posturas, ha enviado 5.000 marines a la frontera de Venezuela con Colombia y me dicen que agentes del Mosad han comenzado, en Caracas, el trabajo sucio contra los infiltrados cubanos que, al fin y al cabo, son los que sostienen a Maduro. Falta Anacleto, agente secreto. A ese lo enviará Sánchez.

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