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Nacionalismos extremos

Los nacionalismos extremados están sentados en el banquillo del Tribunal Supremo, que juzga su sedición-rebelión contra la Constitución del 78. Luego de reiterar el Tribunal Constitucional los mandatos incumplidos 6 veces. Esta deslealtad encuentra apoyo en la debilidad del Título VIII, deconstruido por las urgencias de gobernar derechas e izquierdas en alternancia. De forma que los nacionalismos se han venido valorando a sí mismos, por la capacidad extractiva y diferenciada de los recursos de todos. Las inversiones selectivas catalanas, el cupo vasco, que en cada crisis se incrementa y podríamos añadir el Ref canario, cuando este obedece a la lógica de su geografía atlántica, soportada en las políticas RUP de la Unión Europea. Esta deslealtad deriva de un mal diseño fiscal, donde el responsable del gasto no lo es del ingreso.
Asistimos, en pleno juicio al Estado de las autonomías, a una reconfiguración del mapa político, que en tres meses electorales dará resultados. El sistema funcionó en bipartidismo hasta la crisis del 2008. Hoy el 90% del voto de antes lo reparte el pentapartido. Donde las fuerzas no son sólo las tradicionales de izquierda-derecha y público-privado, que organizan socialismo, liberales y conservadores. La globalización es responsable de poner en juego el problema de las identidades. No sólo se trata ya de resolver las 4 libertades, establecimiento, capitales, mercancías y servicios. Ahora los problemas de identidad atacan la esencia de la Unión Europea. Identidades centradas en la religión, idioma, costumbres de la inmigración y los fenómenos urbano-rurales, que aceleran la globalización.
La política italiana ha adelantado procesos políticos en las democracias occidentales. Y es capaz de gobernarse con el consenso de los populismos de derecha e izquierda, la Liga de Matteo Salvini y 5 estrellas de Luigi Di Maio. En conflicto con Europa, en recesión económica, bajando en el índice de Calidad Democrática, pero paradójicamente con la confianza reforzada de los italianos en sus instituciones. Hoy analizamos el pentapartido español y sus nacionalismos, centrados en situar su rango electoral y, dentro de él, la posición de su líder. En conjunto, 15 líderes, 9 por el pentapartido , 3 del PSOE, 3 del PP, 1 de Ciudadanos, 1 de Podemos y 1 Vox, y en los nacionalismos 6, PDeCAT, ERC, PNV, Bildu, BNG y Coalición Canaria. Teorizamos, visualizando el juego sobre un círculo de 360º. En el bipartidismo, Felipe González y José María Aznar ocupaban un rango de 180º, separados en el eje izquierda-derecha y posicionados en su centro, por lo que se repartían a mitad el voto liberal. En este rango y posición de Aznar, se sitúa hoy Pablo Casado. Zapatero y Sánchez en el mismo rango y posición de liderazgo, redujeron a 150º la franja del PSOE, recortando el flanco liberal y posicionándose cercanos a Iglesias, que ocupa el rango de 120º del total del socialismo-comunismo. La misma franja que Oriol Junqueras de ERC. Acaba la izquierda en el extremo de los nacionalismos de BNG y Bildu, en rangos cortos de 45º-60º. En la franja transversal de izquierda-derecha, los liberales de Rivera, ocupan 120º en un rango con pocos competidores. En las derechas nos dan la sorpresa, ocupando el rango de 120º de los conservadores Rajoy, Urkullu del PNV y el PDeCAT antes CIU, que se alejan entre si por la deslealtad de los dos últimos. Y nos quedan Abascal de Vox y Clavijo de CC, ocupando ambos los mismos 180º de rango. Tocan a los liberales, todos los conservadores y 45º de populismo de izquierda. Coalición lo resolvió fundacionalmente, integrando partidos con un modelo análogo a los peronismos sudamericanos y Vox en la globalización a la europea. Las tesis las comprobaremos en mayo.

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