despuÉs del paréntesis

Dáblin

Es una ciudad de desayunos contundentes. Lo característico, el tranvía, las gaviotas y el río. Con una extrañeza excepcional para el último: sin un barco en su superficie. O lo que es lo mismo, a los irlandeses no los conoceremos por el mar; su destino e entidad es la tierra. La designan Dablin (con acento en la a, Dáblin). El nombre en gaélico, la lengua de los antepasados remotos, tuvo significado: pozo negro, el pozo del patio del castillo que aún se puede visitar. En España se la conoce (acaso por la escritura) por Dublín. Es pequeña, de gente amable que alzó en su centro un gran monolito de metal, el Monumento a la luz, para que nadie se pierda. Les gusta la cerveza, comer, la música y los amigos, es decir, el fastuoso mundo de los pub. Lo que Dablin encierra es lo que los irlandeses son. Por razones económicas y circunstanciales les ocurrió lo que a los canarios o a los gallegos. No es difícil encontrar a un irlandés en el pueblo más perdido de Japón o en el lago Buenos Aires. Ese tino forjó su rigor, con maña y con paciencia. Por ejemplo, en el territorio de su ensoñación, EE.UU., se hizo famosa una frase que dijo “no blacks, no dogs, no irish” (“no negros, no perros, no irlandeses”). Como tales, en todos los casos se repiten. Un hecho excepcional: la guerra con los británicos que duró muchos años. Todo el que pudo contribuir a financiarla (donde se encontrara) contribuyó. Porque su seña es la independencia, zafarse del yugo de la sumisión. Ocurrió con la gran revolución del año 1916, con centenares de ciudadanos sacrificados por la causa, un ejército y una guerrilla provisional que venció a los invasores. Eso recuerda uno de los museos más visitados de Dablin. Todos los detalles a la vista; sin subterfugios ni mentiras, es decir, descubierta la historia del Sinn Fein y del IRA. Porque mostrar los restos de lo que los fundó (de los héroes irish a los más recientes) es lo suyo. Eso son y eso proclaman. Por eso han dispuesto una zona céntrica de Dablin en la que un monumento explicativo da fundamento al recordar: todos los caídos por Irlanda. La señala una gran cruz en el centro cubierta de azulejos con figuras de colores y con agua a la que la gente lanza monedas. En innumerables sillones, los ciudadanos reposan en silencio mientras recuerdan. Una frase en la pared los define: el pasado les enseñó una palabra (libertad) y esa cualidad confirma el futuro: visión (vision). Eso es nacionalismo, no los fantasmas que nos venden algunos bellacos de estas latitudes.

TE PUEDE INTERESAR