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“La realidad que contemplamos no invita al optimismo sobre el futuro de las Islas”

Luis Pérez Serichol es uno de los más relevantes activistas sociales de Canarias
Luis Pérez Serichol
Luis Pérez Serichol. / DA
Luis Pérez Serichol. / DA

Por Yurena Díaz

Luis Pérez Serichol es uno de los más relevantes activistas sociales de Canarias. Es miembro de numerosos movimientos ciudadanos, y ha mantenido un compromiso constante en la defensa de los derechos de los más desfavorecidos, de los pensionistas, de los servicios públicos, del medio ambiente y de la libertad de expresión. Entre otros colectivos, ha sido miembro fundador de Asamblea por Tenerife, que promovió luchas emblemáticas contra macroinfraestructuras como el Puerto de Granadilla, el cierre del Anillo Insular, la segunda pista del aeropuerto del Sur… En los últimos años, Pérez Serichol ha sido uno de los promotores y fundadores de la Asociación en Defensa de las Pensiones Públicas de Tenerife, que ha mantenido una actividad constante durante más de seis años, con asambleas semanales, numerosas charlas, encuentros vecinales y movilizaciones para divulgar entre los ciudadanos los argumentos contra la privatización de las pensiones.

-A usted se le conoce por haber estado comprometido siempre en numerosas luchas sociales… ¿Qué significa para usted ser activista?

“Nunca me he considerado un activista social; sin embargo, si echo la vista atrás compruebo que nunca he podido dejar de rebelarme ante lo que me parece injusto, sobre todo cuando la injusticia es consecuencia del abuso de poder. Desde esa perspectiva, sí que puedo definirme como activista social que, para mí, significa no solamente constatar la existencia de una situación injusta, sino comprometerme en su erradicación en la medida de mis posibilidades”.

-¿Cuándo y por qué surge su vinculación a las luchas sociales y sindicales?

“Supongo que tuvo mucho que ver lo que viví en mi casa, sobre todo a raíz de una huelga de conductores y cobradores de Transportes de Tenerife en plena dictadura. Mi padre, aunque profesionalmente no tenía nada que ver con esa empresa, se implicó en la huelga hasta el punto de que muchas reuniones se celebraban en casa. También en mi casa se prepararon muchos bocadillos para llevar a la Catedral, donde se encerraron los trabajadores. Constaté la dignidad de aquellas personas, tanto de los trabajadores como de sus compañeras, en unas circunstancias tan peligrosas para su seguridad. Seguramente aquella experiencia despertó mi interés por las relaciones laborales, por los conflictos entre las clases sociales y por el sindicalismo. Creo que mi primera acción clandestina fue durante una huelga estudiantil en protesta por el aumento del precio de los billetes de las guaguas. Debía de ser el año 69 o el 70”.

-Usted, que también vivió la lucha contra el franquismo… ¿Cree que es comparable ese momento con la situación que vivimos hoy?

“No. Durante el franquismo vivíamos en la más absoluta oscuridad. Todo estaba prohibido, los partidos políticos, los sindicatos de clase, poder hablar en tu propia lengua si eras gallego, o valenciano, o catalán o vasco… No había derecho de reunión, ni de manifestación. A los homosexuales se les trataba de degenerados sexuales y se les aplicaba la Ley de Vagos y Maleantes, existía una gran censura en la literatura, en el cine, en los medios de comunicación… Las mujeres pasaban de la autoridad de su padre a la de su marido. El divorcio era ilegal y ni que decir tiene, también el aborto. El desnudo en el cine o en las revistas, no sólo estaba prohibido, sino que además era pecado… No, nada que ver con la situación actual. Es cierto que la ultraderechización del PP y de Ciudadanos, la irrupción de Vox y el retroceso sistemático en derechos laborales, sociales y libertades, y los tremendos niveles de corrupción, que seguramente no se quedan atrás con respecto a los de entonces, puede dar la sensación de que nos aproximamos a esos años negros del franquismo, pero esta deficiente democracia está muy lejos de ser lo que fue aquello”.

-Usted ha participado en muchos movimientos sociales que han promovido importantes luchas en Canarias… ¿Cuáles destacaría?

“Destacaría en primer lugar a Asamblea por Tenerife, porque fue capaz de reunir por una causa, la defensa del territorio ante un modelo de desarrollo especulativo y depredador, al servicio de los intereses de una casposa oligarquía, a los colectivos y personas más diversos: anarquistas, ecologistas, comunistas, independentistas, socialistas, feministas… Organizados en partidos políticos, colectivos sociales, asociaciones de vecinos, sindicatos, y también multitud de personas que participaban a título individual en las diferentes comisiones y asambleas. Y se logró mantener la movilización durante varios años, a pesar de las inevitables tensiones internas, manteniendo en jaque a gobiernos y especuladores. Aún hoy pueden percibirse los efectos de aquellas grandes movilizaciones. También señalaría al Colectivo Harimaguada, con más de 30 años ya desarrollando una impagable labor de investigación y educación en el terreno de la educación afectivo sexual y de salud sexual en Canarias; el trabajo de Ben Magec en la defensa del uso sostenible de un territorio tan frágil y fragmentado como Canarias y la Asociación Canaria de Amistad con el Pueblo Saharaui, incansable en la denuncia de los abusos que se cometen en el Sáhara Occidental y en la exigencia del reconocimiento al derecho de autodeterminación del pueblo saharaui. Más recientemente creo que debe destacarse la actividad constante de la Asociación para la Defensa de las Pensiones Públicas de Canarias 29 de Octubre y la de la Plataforma 8M”.

-¿Cómo valora la situación política actual, con una ultraderecha creciendo y una izquierda dividida?

“No se puede negar que la situación política actual es como para preocuparse. Vox, la ultraderecha, cuyos votantes estaban camuflados entre el Partido Popular y Ciudadanos va a tener, o al menos es lo más probable, voz en el Congreso y, ojalá que no, en el próximo Gobierno. La experiencia de Andalucía, aunque corta, ya empieza a mostrar la influencia de Vox en las decisiones de su Gobierno. Una ultraderecha con capacidad de decidir, puede poner en cuestión conquistas sociales fundamentales como la Sanidad Pública Universal, los derechos de las mujeres, de los inmigrantes, del colectivo LGTBI… En definitiva un retroceso, otro más, en nuestro sistema de derechos y libertades. Y la izquierda mientras tanto muy dividida y con pocos visos de llegar a amplios acuerdos y, aparentemente, en retroceso. Ya veremos. Estos días he leído en la prensa local, que en Tenerife sí que se podría llegar a un acuerdo, al menos para Santa Cruz y es posible que también para las Generales del 28 de abril, entre Podemos, Sí Se Puede, Izquierda Unida y EQUO. Sería una muy buena noticia”.

-¿En qué momento está la lucha de las pensiones y qué peligros corren ante la llegada de un nuevo Gobierno?

“El Gobierno no va a derogar la reforma del PP de 2013, ni a incrementar las pensiones de acuerdo con el IPC por Ley, a pesar de que asumió ese compromiso antes, durante, y después de su toma de posesión como Presidente del Gobierno. Y tenía facultades para hacerlo. Así las cosas, en 2020 seguirá en vigor la reforma de 2013, con su 0,25 de aumento”.

-¿Es usted optimista sobre el futuro de Canarias?

“La realidad que contemplamos cada día no invita precisamente al optimismo. El panorama laboral, cada vez más precario, el caos en las carreteras y autopistas, el dramático encarecimiento de la vivienda de alquiler, la destrucción sistemática del territorio, la insoportable mediocridad de los gobernantes… Mejor vamos a esperar a ver qué ocurre en las inminentes citas electorales. Ojalá que después de ver los resultados pueda decirle que sí, que soy optimista”.

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