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Lo que Santa Cruz sepultó

Los sondeos en las ruinas de la batería de San Francisco revelan detalles de la arquitectura defensiva de la ciudad que se creían perdidos
En la visita realizada ayer por el arqueólogo Artemi Alejandro y el arquitecto José Luis Dólera, con el DIARIO, se mostraron los hallazgos de los sondeos realizados. F. Pallero
En la visita realizada ayer por el arqueólogo Artemi Alejandro y el arquitecto José Luis Dólera, con el DIARIO, se mostraron los hallazgos de los sondeos realizados. F. Pallero
En la visita realizada ayer por el arqueólogo Artemi Alejandro y el arquitecto José Luis Dólera, con el DIARIO, se mostraron los hallazgos de los sondeos realizados. / F. Pallero

La expansión de Santa Cruz se llevó por delante la mayor parte de su patrimonio defensivo. La batería de San Francisco es uno de los baluartes que se vio parcialmente sepultado por el progreso y que, ahora, de la mano del Ayuntamiento, está revelando muchos de los elementos que se creían perdidos. Artemi Alejandro es el arqueólogo que ha dirigido los primeros sondeos de un sitio que ya ha mostrado que su estado de conservación es mucho mejor de lo que los propios investigadores esperaban. Con motivo del primer Congreso Santa Cruz Puerta del Atlántico: Historia y Patrimonio, Alejandro, junto al arquitecto José Luis Dólera, cursó una visita a la batería, con DIARIO DE AVISOS de testigo.

Unos hallazgos que van desde las dependencias de almacenamiento de proyectiles que se ubicaban al lado de los cañones, pasando por las plataformas de disparo, hasta los muros originales que, incluso, gracias a la planimetría, les ha permitido establecer el punto exacto bajo el que, con toda probabilidad, están los restos de los muros de la batería original, que data del siglo XVII.
Y es que la actual batería, tal y como explicó Alejandro, fue modernizada en el siglo XIX. “La inversión en esta batería respondió a la incapacidad de España para reclamar o defender algunos territorios de ultramar, lo que llevó al Estado a rearmarse de nuevo en las Islas”.

Con esa información de base, comenzaron un trabajo que empezó por quitar el picón rojo que tapaba todo el espacio. “Nuestro temor era que, por temas de seguridad, se hubiera cortado la batería como un queso, sencillamente para hacer todo más fácil, pero nuestra sorpresa fue que empezamos a encontrar todo el sistema de muros y protección, y además un poco más abajo encontramos una de las plataformas de tiro”, explicó el arqueólogo.

Una vez que retiraron todo el picón, se encontraron con un depósito conformado por un material arcilloso que no pertenecía a la geología de Santa Cruz. “Eso nos indicó que estábamos ante un nivel arqueológico, histórico, que era parte de la batería. Ese material tenía una capacidad de absorción de impactos muy alta. Se colocaba sobre la batería, en forma de protección, para absorber los proyectiles que pudieran llegar. Es tan efectivo como el hormigón”, detalló Alejandro.

Tras ese descubrimiento decidieron ampliar el sondeo, porque era evidente que había más material de lo que inicialmente esperaban. “Encontramos parte del suelo original de la batería, la mayoría de las losas fueron expoliadas, pero eso nos permitió ver cómo se construyó el asentamiento”. En las plataformas de lanzamientos que han salido a la luz pueden verse los hierros a los que se anclaban los cañones.

Dólera explicó que estos cañones llevaban acoplados una pequeña grúa que permitía poner las cargas de munición. Aseguran que hay muchas probabilidades de que la parte que aún está enterrada también conserve esos espacios para guardar la munición. “Fue una sorpresa ver el buen estado de las dependencias de almacenamiento y fue acertado dejar de mover la máquina por encima, dado que no sabíamos cómo era la estabilidad del hormigón”, añadieron los expertos. “La única cota de nivel real que nos faltó por comprobar es la del pasillo de servicio, que esperamos encontrar en el avance de los trabajos”, añadió el arquitecto. En el cuarto de guardia, única estructura intacta, ahora cerrada por seguridad, hay distintos almacenes vinculados al armamento y otros servicios.

Los sondeos también van acompañados de un intenso estudio de la documentación existente, lo que ha permitido conocer algunas anécdotas, como lo importante que fue el inicio de los trabajos de modernización, celebrados por toda la ciudad, y también las críticas nada más terminarlos, porque se dieron cuenta de que la batería estaba en medio del crecimiento de la ciudad. “La batería se convierte en un conflicto constante hasta que, en 1924, fue dada de baja como elemento defensivo”.

“Si bien es verdad que se declara inútil, Defensa la sigue usando como almacén de explosivos de alta capacidad, algo que Santa Cruz no sabía. Cuando se empieza a construir la Refinería, las voladuras dañan la batería y entonces Defensa denuncia al Ayuntamiento por no avisarles de la obra, eso sí, sin decirle que hay explosivos en la batería. En ese momento se inicia un intenso intercambio de correo del acuartelamiento de Santa Cruz con Madrid pidiendo que se sacaran los explosivos”, explicó Alejandro.

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