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Relato de un náufrago, pero en plomo

En su Relato de un náufrago…, Gabriel García Márquez contó la odisea del marinero Luis Alejandro Velasco, que cayó al mar desde el destructor colombiano ARC Caldas, cuando el buque realizaba, en 1955, la travesía entre el puerto de Mobile, en Alabama, hasta el colombiano de Cartagena. Ocho marineros cayeron al mar, tras un bandazo del buque, pero sólo Velasco se salvó. El culpable de la tragedia no fue una tormenta del Caribe, como sostuvo el Gobierno colombiano de Rojas Pinilla, sino el contrabando mal estibado en la cubierta del buque, electrodomésticos comprados baratos, para venderlos caros en Colombia. España, que también es un país de pícaros, no podía quedarse atrás en una historia naval de este tipo. El Tribunal Supremo acaba de condenar a dos sargentos, tres cabos primeros, otros dos cabos y cinco marineros de la fragata Navarra, de la Armada Española, por robar 12.000 kilos de plomo del lastre de la nave y venderlos a varios chatarreros de Cádiz, poniendo en peligro la estabilidad del buque y a los 214 miembros de su tripulación. El Supremo ha destacado en su sentencia, que ratifica en gran parte otra de la Audiencia de Sevilla, el descontrol y la poca vigilancia por parte de los oficiales de la Navarra, en unos hechos ocurridos en 2012, con un costo de unos 20.000 euros. La fragata intervino en el desalojo del moro en Perejil y en el combate contra los piratas somalíes. Como ven, una historia digna de García Márquez, que desafortunadamente ya no podrá contarla con el rigor periodístico y la brillantez que su náufrago le aportó. La honradez de un marinero y un control rutinario de puerta descubrió el pastel y ahora la Navarra tiene el lastre en su sitio, sin necesidad de naufragio alguno. Les han caído entre 9 y 30 meses de cárcel. Me parece poco.

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