
Las terribles imágenes que sobresaltaron al mundo a media tarde de ayer de la Catedral de Notre Dame envuelta en llamas y el cielo de París cubierto por una densa columna de humo devolvió a muchos tinerfeños el recuerdo del pavoroso incendio que destruyó el 23 de enero de 2006 el Palacio de Salazar, uno de los edificios históricos del casco de La Laguna, construido en el siglo XVII, y sede del obispado de Tenerife.
Prácticamente solo se salvó la fachada de piedra y después de tres años y medio de reconstrucción, el edificio pudo reinaugurarse gracias a la aportación de instituciones públicas, entidades privadas, Iglesia y hasta particulares. Ayer dolía en el alma contemplar cómo uno de los símbolos de la cultura europea se desmoronaba entre el fuego. En el Día Mundial del Arte, para más inri.