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Transporte público en precario para las personas en silla de ruedas en La Palma

Las inversiones millonarias, la modernización y las subvenciones al transporte público por carretera, no terminan de erradicar en La Palma el incumplimiento de la Ley de Accesibilidad y Supresión de Barreras Físicas
Este vecino de Puntagorda se queja abiertamente de la discriminación a la que se ve sometido, de las limitaciones de horarios, de la rotura de rampas y de la inseguridad por el mal estado de los anclajes en el transporte público. | DA
Este vecino de Puntagorda se queja abiertamente de la discriminación a la que se ve sometido, de las limitaciones de horarios, de la rotura de rampas y de la inseguridad por el mal estado de los anclajes en el transporte público. | DA
Este vecino de Puntagorda se queja abiertamente de la discriminación a la que se ve sometido, de las limitaciones de horarios, de la rotura de rampas y de la inseguridad por el mal estado de los anclajes en el transporte público. | DA

Las inversiones millonarias, la modernización y las subvenciones al transporte público por carretera, no terminan de erradicar en La Palma el incumplimiento de la Ley de Accesibilidad y Supresión de Barreras Físicas. La falta de adaptación de algunas de las guaguas de Transportes Insular de La Palma en varias de sus rutas, sigue afectando y condicionando la capacidad de decisión, de trasladarse y de participar en cualquier acto de la vida contidiana que obligue a un traslado, a cualquier persona en silla de ruedas. Es el caso de un vecino del municipio de Puntagorda que estos días ha expuesto su queja abiertamente a través de las redes sociales, un mecanismo que le ha permitido exponer el trato, a veces humillante, al que se ve sometido por la falta de adaptación del transporte público al que tiene derecho. Relata como  “no es la primera vez que voy a coger la guagua adaptada y me la encuentro rota, algo que es muy habitual. En una ocasión, al llegar al pueblo la puerta se rompió y tuvieron que sacarme como un saco de papas, igual que a un niño con discapacidad que iba con la madre”.

De su exposición de los hechos, “lo más grave es la inseguridad con la que casi siempre voy en la guagua”. Una situación que se produce como consecuencia de que “los anclajes no sirven porque están rotos y cuando están bien, es el conductor el que no se entera porque no tiene la formación necesaria”. Se pregunta además la razón por la que “en el nordeste de la Isla sale guaguas adaptadas cada hora y en el noroeste, solo dos por la mañana y dos por la tarde”. A eso une que “a partir de la 5 de la tarde no hay más servicios, lo que me hace recordar que nos toman por niños”, lo que le obliga a prescindir, por ejemplo, a salir de noche, o a tener ocio o compromisos a partir de ese horario. Estos fallos en el sistema de transporte condicionan actos tan cotidianos para los ciudadanos en silla de ruedas como cumplir su horario de trabajo, acceder a lugares commo la playa o un restaurante, o incluso a la hora de acudir a una cita médica. Más allá de las irregularidades en el cumplimiento de la Ley de Accesibilidad por constantes fallos, errores o simplemente por la falta de vehículos, se extiende en la Isla a las barreras físicas de edificios e infraestructuras, algunas de ellas públicas, pero también a la hora de acudir a actos públicos, que en ocasiones expulsan de la participación a hombres y mujeres en sillas de ruedas en La Palma.

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