En el acto de contar cuentos intervienen diferentes elementos: la persona que cuenta, las que escuchan, el cuento que se narra y el espacio donde se lleva a cabo, entre otros.
Cuando comencé a contar pensaba que lo más importante era qué se cuenta y cómo se hace. Así que empecé a preocuparme por buscar un repertorio adecuado. ¿Qué quería contar? ¿Cómo iba a contarlo?
La pregunta qué contar va directamente relacionada con la de “¿A quién?”. Y cuando pensaba en esto diferenciaba principalmente las etapas de la infancia, adolescencia y adultez para preparar sesiones acordes con los gustos e intereses de cada una.
Así ha ido pasando el tiempo y he ido valorando la importancia que otorgo a esas preguntas. Conociendo a los diferentes tipos de público, especializándome en unos más que en otros por cantidad de sesiones dirigidas a ellos, etc. he ido entendiendo y saboreando algo básico en el arte de contar historias: la importancia del que escucha y de mi acto de escucharle.
Una podría pensar que lo importante es contar, que la gente viene a recibir. Pero el acto de la narración es una autovía de dos carriles. Uno va y otro viene. Si solo hubiera dos de ida, podríamos hablar de un monólogo, incluso de cuarta pared. Pero hay uno de vuelta, y eso convierte a la sesión en una especie de diálogo. Y no digo que el público tenga que hablar para que haya un diálogo, aunque muchas veces lo haga. Hablan de otra manera: miran de un modo concreto, sonríen, se emocionan, se remueven en el asiento, rebuscan en el bolso, miran el móvil, se levantan, miran hacia otro lado, se quedan completamente quietos… hay mil formas de percibir la respuesta del público en ese diálogo, pero solo puede hacerse desde la escucha.
Y para escuchar, como narradora, debo partir del silencio y de la calma: concentrarme y recibirles. Desde que entran, desde el primer contacto visual, observarles, escuchar la energía con la que vienen, el nivel de excitación o de sosiego. Decidir qué contar, tantas veces sobre la marcha, según se les vea llegar, también forma parte de ese diálogo. Cambiar la historia, alargar algunos tramos porque están participando e incluyendo cosas a la narración, o hacer otros más cortos porque no se está llegando bien… todo eso forma parte del diálogo.
El público es un elemento activo en la narración, su implicación es básica para que se genere una conexión afectiva que haga que la película del cuento que se está narrando se proyecte en su cabeza y despierte algo en él. Me encanta sentir, a veces, que el cuento se está contando solo y que lo único que estoy haciendo es disfrutar de cómo está siendo escuchado; de que, de alguna manera, estamos viendo la película juntos y, a la vez, cómplices, nos miramos a los ojos y nos sonreímos.
SED DE LIBROS
En esta sección compartiremos álbumes ilustrados, novelas o libros de poesía infantil que puedes encontrar en librerías o bibliotecas para compartir en familia.
Para los que leen imágenes: CASAS. Hector Dexet, Editorial PATIO
Estupendo libro para la gente pequeña de la casa: tapas y páginas duras, troqueladas y, aunque repletas de color, con una buena diferenciación entre forma y fondo. El libro organiza una visita por diferentes tipos de casa cada dos dobles páginas, de manera que en la primera página nos presenta a los personajes y después dónde viven, o al contrario, juegan con la sorpresa del lugar para que adivinemos quién vive ahí. Estupendo para anticipar, observar y manipular.
Para los que empiezan a leer: RATONES DE CASA. Oli y Natalia Colombo, Editorial kalandraka
Este libro es perfecto para la lectura en voz alta en familias con niños/as que están comenzando a leer. Está escrita en estrofas de cuatro versos y de forma encadenada, de modo que las últimas palabras de una estrofa son las primeras de la siguiente. Es lúdico y dinámico, con ilustraciones a base de lápices y ceras, coloridas y cercanas. Cuenta la historia de una familia de ratones que entran en una casa en busca de comida.
Para los que ya leen: ¡DÍDOLA PÍDOLA PON!, Maurice Sendak
Este simpático libro cuenta la historia de Jennie, una perra que vive en una casa acomodada, con un amo que la complace y le da todo lo que quiere. Pero un día decide marcharse y buscar nuevas experiencias, porque siente que se está perdiendo algo. Y así comienza su aventura.
En este libro álbum es imprescindible disfrutar de la lectura de las imágenes, que tanto aporta, especialmente a despertar o alimentar el sentido del humor.
In English: THERE IS A BIRD ON YOUR HEAD!, Mo willems, Editorial Hyperion books for children
La colección “Elephant and Piggie” es completamente recomendable para todas las edades, especialmente mayores de 5 años. Está repleta de humor y de guiños al lector, como todos los libros de este autor. Gerald y Piggie son los mejores amigos. Uno es tranquilo y serio, y otra es alegre y activa. En este caso, Gerald descubre que tiene un pájaro en su cabeza y está muy angustiado. ¿Podrá Piggie ayudarle?
Por Laura Escuela
Narradora Oral
www.lauraescuela.com