Tres heridos y tres fugas en el CIE de Hoya Fría en lo que va de mes

El único Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) que sigue en activo para toda Canarias, el ubicado en Hoya Fría (término municipal de Santa Cruz de Tenerife), sigue distando de ser un remanso de paz, precisamente. La prueba de ello radica en que, solo durante lo que va del mes en curso, se han producido en el mismo dos sucesos de gravedad. En el primero de ellos, tres personas resultaron heridas; en el segundo, otras tres personas, todas ellas internos, lograron evadirse del recinto. Cabe recordar que la Confederación Española de Policía (CEP) lleva meses alertando sobre las deficiencias que ha detectado en el CIE tinerfeño.

Respecto al primero de los incidentes, tuvo lugar en la madrugada del pasado día 2 al 3 de mayo, cuando se produjo una violenta pelea entre varios internos que, al parecer, estuvo motivada en las riñas (por otra parte habituales) para acceder a los teléfonos móviles y a los fármacos que se distribuyen por prescripción médica, pero que resultan finalmente objeto de mercadeo entre algunos internos.

Lo cierto es que la riña resultó de tal intensidad que, a pesar de haber en ese momento (cuatro de la madrugada) seis policías nacionales en todo el CIE, hubo que pedir refuerzos, siendo los únicos disponibles los componentes de las patrullas que, en ese momento, velaban por la seguridad ciudadana en la capital tinerfeña. Además, uno de los que resultaron heridos, todos ellos internos de nacionalidad marroquí, tuvo que ser ingresado en un centro hospitalario, sin que haya trascendido el alcance de sus dolencias.

En cuanto al segundo suceso, solo se sabe con certeza que el pasado domingo día 19 se fugaron del CIE de Hoya Fría tres internos.

Cabe recordar que fuentes extraoficiales alertan sobre los problemas de seguridad en el centro, en parte por la saturación (han llegado a ser más de 100 los internados) y en parte por su conducta, dado que en varias ocasiones se ha intervenido objetos punzantes provenientes de marcos de puertas de aluminio, así como solapas de las ventanas de metal a las que, tras ser arrancadas, les dan forma de pinchos para utilizarlos como armas.