El ‘aplausímetro’ y los ausentes

La intensidad de los aplausos en el Parlamento de Canarias mostraba, mucho más que las propias declaraciones de los protagonistas, lo importante del cambio que se estaba viviendo ayer en la Cámara regional. Nada menos que 26 años después, Coalición Canaria asistía a una sesión constitutiva del Parlamento regional desde la oposición. Pero hubo más detalles que dejaron a relucir las rencillas y los navajazos de unos y otros para colocarse de la mejor manera posible en la foto de la posteridad.

Uno de los aplausos más fríos de toda la mañana lo disfrutó el presidente del Partido Popular (PP), Asier Antona, cuando transitó desde su escaño hasta el atril para jurar o prometer el cargo como diputado. Sus compañeros de bancada no estuvieron a la altura de un líder que ha sacado la cara por su formación en las Islas, cuando querían otorgarle una Presidencia florero y devolverle todo el poder a CC en los cabildos de La Palma, Lanzarote y Tenerife. Igual fue porque nadie quería ser retratado aplaudiendo al palmero por si Teodoro García Egea y Javier Maroto (enviados especiales desde el PP de Madrid) les cogían la matrícula. A pesar de esos tímidos aplausos mañaneros, Antona salvó la cabeza gracias al arropamiento vespertino de sus presidentes insulares, que, ante la determinación de su líder frente a CC, han decidido también lanzarle un pulso a la Ejecutiva de Génova. El presidente de los populares canarios salió, por tanto, fortalecido de la Junta Directiva Autonómica, que tuvo lugar después de la sesión parlamentaria. Eso sí, Antona tampoco recibió aplausos de la todavía bancada azul, donde estaban los miembros del Gobierno en funciones, todos de CC. Los nacionalistas lo señalan como uno de los culpables de que no fructificara el Ejecutivo de centroderecha. De momento, en las filas coalicioneras, poca autocrítica.

Como no podía ser de otra manera, ayer hicieron acto de presencia en la Cámara regional una multitud de asesores, casi cesantes, que son tiempos de colocarse en el escaparate. Nunca se sabe, aunque los que gobiernen sean ahora los otros.

En los mismos pasillos se veía al señor del puro que nunca arde, el exfumador y secretario general de CC, José Miguel Barragán, que sonreía, socarronamente, ante el bloqueo surgido en la composición de la Mesa de la Cámara porque Coalición propuso a la diputada Rosa Dávila, cuando el resto de formaciones de progreso ya había elegido a tres mujeres. Los socialistas se vieron forzados a cambiar de apuesta para, finalmente, impulsar a su secretario de Organización, Jorge Rodríguez, en detrimento de la diputada tinerfeña Teresa Cruz, que vuelve a las quinielas de los futuros consejeros regionales. Barragán, que nunca da puntada sin hilo, sonreía, sí, frotándose las manos ante las dificultades de los grupos que conformarán el próximo Ejecutivo a la hora de confeccionar la Mesa de la Cámara. Posteriormente, lo verbalizó ante los periodistas con el símil de la primavera y las alergias.

Pero también se puede destacar una ausencia. El presidente en funciones del Gobierno de Canarias, Fernando Clavijo, atendió brevemente a los medios de comunicación en los pasillos y, después de concluir la sesión, abandonó la Cámara de inmediato, sin quedarse para la foto de familia con el resto de diputados con los que compartirá legislatura. Igual fue un gesto premonitorio, que hay cámaras más altas y aforadas.