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La ‘covivienda’, una forma de envejecer sin perder autonomía

El sueño de poder decidir cómo y con quién vivir la senectud cobra fuerza en Canarias, con varios proyectos en Tenerife y Gran Canaria
COVIVIENDA PARA MAYORES
COVIVIENDA PARA MAYORES
Teresa Trujillo, Javier Padilla y África Amador desarrollan la iniciativa de convivencia para mayores pionera en Canarias. / Fran Pallero

El ritmo de vida en las ciudades ha cambiado radicalmente en los últimos 50 años. La distancia física entre las familias, la falta de tiempo para el cuidado, el empobrecimiento o el desapego han provocado que muchos adultos no puedan o no quieran hacerse cargo de sus padres. En consecuencia, 60.000 personas mayores viven en soledad en Canarias, según cifras de la ONG Teléfono de la Esperanza, una realidad que podría cambiar en el futuro si las viviendas colaborativas se implantaran en el Archipiélago.

Con iniciativas en desarrollo en Tenerife y Gran Canaria, y un fallido primer intento en La Palma, ciudadanos activos intentan planificar su vejez en un espacio que tenga zonas privadas que les permitan mantener su autonomía, y espacios comunes en los que socializar. El objetivo de la planificación es adelantarse y evitar que sean otros quienes tomen decisiones sobre cómo y con quién pasan sus últimos años de vida.

En Canarias, el proyecto pionero comenzó en Tenerife hace tres años bajo el nombre de Cohousing Canarias. Hasta ahora, están constituidos como asociación, aunque planean hacerlo en cooperativa. El grupo lo forman en torno a 70 personas, aunque están abiertos a recibir a más interesados. “Hay personas de diferentes perfiles, muchos con estudios superiores, y aunque la mayoría reciben la pensión máxima o eran autónomos, no queremos que nadie se quede fuera por motivos económicos”. Pese a que el proyecto lleve tres años en desarrollo, esperan que la puesta en marcha se prolongue al menos otros cinco años más.

Antes de que el sueño de vivir una vejez planificada se cumpla, tendrán que buscar un recinto en el que instalarse. “Buscamos un edificio que no esté segregado del entorno urbano, porque queremos abrirnos al barrio y que haya interacción, creemos que podemos hacer cosas que repercutan positivamente en la sociedad. Hay una voluntad transformadora”, expresa Teresa Trujillo, presidenta de Cohousing Canarias.

Entre las ideas que han barajado para ubicarse están el Puerto de la Cruz, La Laguna, Santa Cruz, Candelaria y El Rosario, pero aún no tienen un municipio decidido. “Buscamos un edificio que ya esté construido, para no edificar y perjudicar el medio ambiente, estaría bien un hotel o un edificio de oficinas, cuya reforma no suponga un coste demasiado alto”, aclara Trujillo, quien asegura que el problema más frecuente es que la mayoría de edificios no se encuentran adaptados.

La sostenibilidad también será un criterio imprescindible para el edificio en el que se asienten: “Nos gustaría que fuera energéticamente eficiente y con materiales sostenibles, somos un grupo muy preocupado por estas cuestiones, incluso nos gustaría tener un huerto propio”, adelanta Javier Padilla, uno de los miembros de la asociación. Precisamente en la búsqueda de un espacio en el que desarrollar su iniciativa es donde más obstáculos encuentran en Canarias. “En otras comunidades, como en Cataluña, se ha cedido suelo público. Nosotros nos reunimos con miembros del anterior Gobierno de Canarias, y aunque se mostraron interesados, ese interés no se trasladó en ningún tipo de ayuda”, lamenta Trujillo.

Desde la cooperativa consideran que este tipo de viviendas para mayores generará más beneficios que pérdidas a la comunidad, pues es una opción autogestionada: “Nosotros pagaremos los servicios que necesitemos, como el acompañamiento y las actividades”, detalla Padilla. Entre los perfiles habrá “sanitarios y de atención domiciliaria, además de un servicio de lavandería y de cocina para quienes lo necesiten”. En referencia a la toma de decisiones sobre los servicios, explica que “todo se decidirá por consenso, habrá una asamblea en la que se debatan las grandes decisiones y luego se votará. Será una estructura horizontal”.

Teresa Trujillo cree que “el municipio en el que se instalen se verá recompensado, porque ellos consumen, hacen sus compras, van a los negocios y contratan personal”. El grupo se muestra interesado en compartir conocimientos y realizar talleres abiertos a la sociedad, además de encuentros temáticos como jornadas de visita para los familiares.

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“Las residencias tienen ánimo de lucro, mientras que nosotros queremos autogestionarnos y acudir a bancas éticas”

La asociación descarta el modelo de las residencias de ancianos, además de por su funcionamiento, porque las consideran más caras, “evidentemente, tienen ánimo de lucro, mientras que nuestra idea es autogestionarnos y que preferiblemente todo sea a través de bancas éticas, que favorecen este tipo de proyectos sociales y medioambientales”, explica Trujillo, quien incide en que esa fase aún no ha llegado, ya que primero debe haber un espacio concreto y una hipoteca.

África Amador es una de las últimas incorporaciones a Canarias Cohousing. Ella acudió a una de las charlas que la cooperativa realiza para dar a conocer su propuesta: “Me enamoré del proyecto por el tipo de acompañamiento que se recibe y porque no tiene nada que ver con lo especulativo”. Amador cree que la iniciativa funcionará porque se han reunido personas con mucha afinidad, “hay una mentalidad ecológica, del bien común y de querer ayudar”. Todo ello va a ser necesario, según explica, porque al convivir en comunidad “se deben desarrollar habilidades de tolerancia, solidaridad y empatía”.

Pero si hay algo que une a este grupo, son sus ideas de progreso. Es por eso que no quieren que sean otros quienes decidan cómo y con quién pasar sus últimos días. Los mayores aún tienen mucho que decidir, ellos son “esa generación que salió a luchar por sus derechos en mayo de 1968, con protestas obreras y estudiantiles, y que ha vuelto a tomar las calles en los últimos meses, haciendo que las reivindicaciones de los pensionistas sean escuchadas”, cuenta con orgullo Teresa Trujillo.

GRAN CANARIA

Antonio Cáceres es miembro de Covisenior Gran Canaria, una cooperativa cohousing que lleva un año de recorrido y que se encuentra en la etapa de captación de socios y búsqueda de un espacio en el que establecerse. Al igual que en la cooperativa de Tenerife, sienten que no reciben la ayuda institucional que merecen. “Suelen decirnos que al ser un grupo de clase media, no pueden cedernos un solar, pero es algo que se ha hecho en otros municipios y que viene a solucionar un problema social”, explica Cáceres.

LA PALMA

En La Palma, el promotor del cohousing Brisas Canarias decidió abandonar el proyecto tras un año y medio de trabajo. “Había un grupo poco comprometido, no se tenía muy claro el concepto y las instituciones tampoco ayudaban”, explica Joan Mompó, quien fue pionero en llevar esta idea a la Isla.

Mompó quería que la covivienda en La Palma fuera inclusiva, ya que su mujer necesita utilizar una silla de ruedas. Después del fracaso del proyecto, ha decidido no rendirse y busca en otras comunidades autónomas un cohousing en el que puedan integrarse él y su pareja.

“Creo que la idea terminará avanzando en Canarias, solo que las Islas tienen otro ritmo y todo va más despacio”, explica Mompó, quien defiende que el cohousing es una forma muy viable de acceso a la vivienda”.

UNA ALTERNATIVA “MÁS HUMANA” A LAS RESIDENCIAS DE MAYORES

Desde Canarias Cohousing creen que es posible vivir la vejez rodeados de personas con las que comparten intereses. “Habrá que aprender a compartir y a cuidar del grupo”, explica Javier Padilla, miembro de la asociación.

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