Contar cuentos es mi profesión y suelo llevar a cabo sesiones, sobre todo, en bibliotecas y en centros escolares. Casi siempre arranco la sesión desplegando algunas normas que podrían parecer lógicas y obvias, y por tanto innecesarias, pero que la experiencia me ha llevado a considerar imprescindibles, sobre todo en las sesiones con niños y niñas muy pequeños/as.
Las cuento con cariño: no comer en la sala (salvo la teta), no coger el teléfono, recordar que la sesión es para todas y todos y no solo para los más pequeños, intentar mantenernos en nuestro sitio durante el tiempo que dure la sesión, salir si nuestro bebé llora y no se calma… Es decir: entiendo que vamos a jugar juntos durante un rato y es importante que todos sepamos con qué cartas.
Esta serie de pautas se plantean a veces como un recordatorio, pero en muchas ocasiones se están oyendo por primera vez. Y es algo que sería ideal que recayera en los responsables de los lugares a los que vamos a contar, y que fuera la bibliotecaria o una maestra la que las diga antes de comenzar la actividad.
Pero muchas veces no pasa y debe hacerlo quien cuenta. ¿Podría evitarlo? Sí, pero he visto cosas que no creerían:
He visto organizarse picnics en la Biblioteca, con bolsas abriéndose, bebés y niños que dejan de escucharme para comer, despliegue de ruidos y migas y la consiguiente revolución de los que están al lado.
He visto padres interrumpiendo el cuento para sacarse una foto con sus hijos, llamándolos para que “miren”.
He visto libreros que han tenido que quitar libros de la venta porque después de la sesión de cuentos habían quedado manchados de chocolate o usados (los de pegatinas o puzles) sin que luego los compraran.
Me he sobresaltado en mitad de un cuento por una maestra o una madre que llamó la atención a un niño concreto a gritos.
He pasado sesiones con cinco profesores/as en el aula que no levantaron la vista del móvil ni un solo segundo o que hablaban entre ellos mientras, claro, mandaban a callar al alumnado.
He visto un bebé al que se le cae algo encima porque tira de la tela donde las cosas están colocadas.
A veces uno entiende que las personas adultas ya venimos con las normas claras, pero no tiene por qué, así que por si acaso, hace tiempo que no doy nada por hecho.
Es un trabajo que nos corresponde a todas el hecho de aprender a vivir en sociedad, de comprender y respetar las normas de los diferentes espacios, de entender las diferencias entre un parque, una cafetería, un hotel, el salón de casa, una librería y un baño.
Yo seguiré desplegando mis cartas como hasta ahora, con cariño, calma y sentido del humor, hasta que, ojalá, no sea necesario.
Por Laura Escuela, Narradora Oral
Sitio web: www.lauraescuela.com
SED DE LIBROS
En esta sección compartiremos álbumes ilustrados, novelas o libros de poesía infantil que puedes encontrar en librerías o bibliotecas para compartir en familia.
Los más pequeños
¿Quién soy? Tristan Mory. Editorial Combel.
Se trata de un libro de cartoné de tamaño mediano que prepara a tu bebé para el descubrimiento de muchos animales. Cada doble página cuenta con una página de fondo blanco con texto y una página con ilustración y lengüetas de las que tirar. Comienza el texto con la onomatopeya de un animal: uh, uuu, ¿quién abre los ojos al caer la noche? Tira y lo sabrás.
Los que empiezan a leer
¿Y ahora qué va a pasar? Nuria Díaz Reguera y Raquel Díaz. Editorial Lóguez
Es un cuento acumulativo sobre un grupo de animales que se encuentra en el campo ante un suceso inesperado: Doña Vaca se ha caído a un charco y no sabe nadar. ¿Ahora qué va a pasar?
Repleto de animales y sus sonidos, dinámico, juguetón, fácil de representar con el alumnado y de escenificar en casa y, además, acompañado de una partitura, por si quieres cantar el estribillo.
Los que ya leen
Tristán encoge. Florence Parry Heide y Edward Gorey. Ed. Blackie Books
Tristán es un niño como cualquier otro, pero un día se da cuenta de que está encogiendo y acude a sus padres, que no parecen prestarle mucha atención al principio. En realidad, nadie lo hace: su profesora, la directora, sus amigos… ¿qué pasará con Tristán? Este ingenioso clásico de la literatura está maravillosamente ilustrado por Gorey y es completamente recomendable.
In English
Oi Frog! Kes Gray & Jim Field
Cats sit on mats, hares sit on chairs, mules sit on stools and gofers sit on sofas, but Frog does not want to sit on a log! Un libro desternillante con divertidas ilustraciones y muchísimo vocabulario en base a rimas en una conversación absurda entre un gato sabelotodo y una rana que no quiere sentarse en un tronco.