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El asesino de la Pensión Padrón mató también a la mujer del Barranco de Santos

La Policía Nacional consigue esclarecer, diez años después, el misterioso caso del cadáver hallado en dos mochilas al identificar gracias al ADN a este sospechoso, que ya cumple prisión por otro crimen
Arriba, los petates hallados en 2016 con los restos de la víctima. DA
Arriba, los petates hallados en 2016 con los restos de la víctima. DA
Arriba, los petates hallados en 2016 con los restos de la víctima. DA

Con loable perseverancia y buen hacer, la Policía Nacional tinerfeña ha logrado esclarecer el misterioso caso de las dos mochilas o petates que fueron encontradas casualmente por dos jóvenes en el santacrucero Barranco de Santos en 2016 con restos óseos en su interior. Y sus conclusiones, que aseguran avaladas por todo tipo de pruebas (biológicas, documentales, declaratorias y demás diligencias), son impactantes: dichos restos son de una mujer cuya desaparición se denunció en 2013 y que, en realidad, fue asesinada en 2009 por un varón ya condenado por un crimen similar cometido justo en el mismo lugar: la habitación 306 de la Pensión Padrón. En consecuencia, los funcionarios comunicaron al identificado por las iniciales J.A.L.A., de 44 años y con numerosos antecedentes policiales, al que se le acusa de este nuevo caso, dado que ya cumple la pena impuesta por el otro.

Cuando el Grupo de Homicidios de la Policía Nacional de Santa Cruz de Tenerife se hizo cargo del hallazgo de los petates con los restos óseos ya citados, pronto puso el foco en la desaparición de una mujer que había sido denunciada tres años antes por una de sus hijas. Fue al contrastar los restos biológicos (ADN), obtenidos de los huesos localizados, con los obtenidos durante la investigación del asesinato cometido en el año 2010 en la habitación 306 (sangre) y que no habían podido contrastarse con otros indubitados, cuando se descubrió que correspondían a la misma persona. A partir de ese momento la investigación se centra en el individuo que cumplía condena como autor del asesinato descubierto en esa habitación en el año 2010.

Policías trabajando en la habitación 306. DA
Policías trabajando en la habitación 306. DA

Ahora sabemos que fue al menos un año antes, en junio del año 2009, cuando el implicado y la mujer coincidieron como residentes en la referida pensión, donde llegaron a compartir habitación, justo la 306. Ahora, las investigaciones practicadas, concluyen que fue en ese cuarto donde, en un momento dado, el presunto autor de los hechos golpeó violentamente a la víctima haciéndola sangrar (dejando el rastro que ahora ha permitido resolver el caso), para posteriormente, estrangularla hasta su muerte. Luego esperó tres días para evitar el rigor mortis y así poder manipular el cadáver de una mujer que, al ser de baja estatura, cabe en un petate que a su vez mete en otro mayor. Aunque parezca increíble, llegó a sacar fotos de la escena que ahora han logrado recuperar los especialistas de la Policía Nacional, y en las que se observa el cuerpo sin vida encima de la cama a medio introducir en el petate. Finalmente, trasladó los petates hasta una cueva situada en el Barranco de Santos, para luego tirarlos. A mediados del siguiente año, en 2010, apareció el esqueleto de la otra víctima entre dos colchones de una habitación en desuso, la 302. La habían asesinado medio año antes en esa casa de los horrores santacrucera llamada habitación 306.

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